El derribo de la prisión Modelo de Barcelona ha empezado este lunes, tras varias décadas de promesas políticas y quejas vecinales. La demolición empieza por el módulo destinado al régimen abierto, donde duermen unos 200 presos que gozan de semilibertad y que la Generalitat ya ha trasladado a los centros penitenciarios de Wad-Ras y Trinitat Vella.

El anuncio llegó después de que el concejal socialista Gabriel Colomer reprochara el incumplimiento de acuerdos y promesas del Gobierno municipal, y el primer teniente de alcalde de Barcelona, Joaquim Forn, recriminó al PSC que no cumpliera, en 32 años de gobierno, aspectos tan relevantes para la ciudad como el derribo de la Modelo: "Empezamos el derribo el lunes", espetó. El candidato del PPC a la alcaldía, Alberto Fernández Díaz, también reprochó el domingo al alcalde y candidato de CiU, Xavier Trias, las "prisas electorales" tras un mandato de "letargo", como demuestra el "simulado de derribo" de la Modelo, la más antigua de las prisiones catalanas que fue inaugurada en 1904.

El edificio, situado en la confluencia de las calles Entença y Rosselló, será sustituido por un parque público en otoño, como anunció el Ayuntamiento en octubre de 2014 —y un año antes la Consejería de Justicia—, cuando la Generalitat otorgó al Ayuntamiento la titularidad del edificio. Estos primeros trabajos, que tienen un presupuesto de 370.500 euros y durarán dos meses, permitirán liberar 1.215 metros cuadrados y, posteriormente, se transformará todo el equipamiento pactando con los vecinos durante los siguientes tres años, según Forn.

La Modelo, donde todavía hay 1.090 presos —aunque se construyó con capacidad para 800 presos—, no cerrará definitivamente hasta el primer semestre de 2017 pues todavía no está construido el nuevo centro de preventivos en la Zona Franca, cuyo coste estimado oscila entre los 24 y los 29 millones de euros. De hecho, a causa de las restricciones presupuestarias de la Generalitat, el Ayuntamiento se encargará de construir dos de los módulos de preventivos y alquilárselos a la Consejería de Justicia.

Su contrucción también está vinculada al cierre de Trinitat Vella, en el distrito de Sant Andreu. Está previsto para finales de 2016 aunque hace unos años ya se derribó el centro de jóvenes pero todavía funciona el módulo de régimen abierto de hombres, y cuando sea demolido se creará una zona verde, vivienda privada y pública y equipamientos. En cambio, Wad-Ras, en el barrio del Poblenou, no se cerrará como estaba previsto porque no se construirá la cárcel de mujeres de Sant Llorenç d'Hortons (Barcelona) porque la población reclusa femenina no ha crecido tanto como estaba previsto.

El primer semestre del 2017 está previsto el cierre definitivo de la prisión, que servirá para que el lado izquierdo del Eixample gane un espacio de 14.000 metros cuadrados, equivalente a una manzana y media de edificios, que se destinará a zona verde y equipamientos –una escuela, una guardería, un centro de día y una residencia para gente mayor, otra para estudiantes, un casal de jóvenes, un polideportivo y un espacio memorial del centro penitenciario–. "La lista de equipamientos es intocable", ha afirmado este lunes el alcalde, que sin embargo, se ha comprometido a "negociar" con los vecinos el "cómo" serán y el "dónde" irán.

En 2009, el entonces alcalde, Jordi Hereu, presentó su proyecto para convertir la prisión en un espacio abierto a los ciudadanos e integrado en el Eixample con varios equipamientos, como un jardín de infancia, una escuela, un casal para jóvenes, una residencia asistida y otra para estudiantes, un polideportivo y un aparcamiento subterráneo. También contemplaba un memorial para mantener viva y divulgar la historia de la cárcel.

Para ello, propuso derribar el muro perimetral y uno de los brazos —la cárcel tiene forma de estrella con seis brazos y una torre central desde la que se puede vigilar el recinto—, pero avanzó que las obras no empezarían al menos hasta 2012. Ya han pasado seis años desde la presentación del proyecto para el que los vecinos —que quieren bautizar el parque como Parc de la Pau (parque de la paz)—no querían edificios de oficinas ni hoteles aunque hay una parte junto a la calle Nicaragua destinada a usos hoteleros y de oficinas con un techo edificable de 30.000 metros cuadrados. Esta zona está valorada en 15 millones de euros que el consistorio descontará de la deuda de la Generalitat.

En marzo de ese mismo año, se presentó el proyecto del nuevo centro de preventivos de Barcelona, que debía entrar en funcionamiento a finales de 2012 o principios de 2013. En octubre de 2010, empezaron los trabajos para preparar la parcela de 25.000 metros cuadrados en la Zona Franca. "Cada metro que ganemos será un paso irreversible hacia el desmantelamiento de la Modelo", dijo el entonces presidente de la Generalitat, José Montilla, en un acto que daba comienzo a las obras junto a Hereu y la entonces consejera de Justicia, Montserrat Tura.

El nuevo centro, del que no se ha construido nada en cinco años, tendrá capacidad para 1.200 internos que se encuentren en prisión preventiva pendientes de juicio, y reclusos que cumplen condena fuera de la capital catalana per que deban comparecer ante jueces y tribunales de la ciudad. De hecho, se construirá en un solar distinto al previsto por el tripartito. Ello se debe a que el propietario del terreno era el Consorci de la Zona Franca y el terreno estaba situado en la zona aduanera, libre de aranceles, lo que a su juicio no tenía mucho sentido, por lo que pidió cambiar la ubicación y construir el centro en otro terreno de los mismos metros cuadrados.

Contará con seis módulos, de los que tres serán de régimen ordinario: uno para hombres con 72 celdas dobles cada uno, otro de jóvenes con la misma capacidad, y un tercero de mujeres con 59 celdas. Los internos procedentes de otras prisiones ocuparán un cuarto módulo con 28 celdas, mientras que los nuevos presos ingresarán en un módulo especial con 40. El sexto será para presos sancionados.

El inicio del derribo de la Modelo es fruto de un acuerdo firmado en octubre del 2014, por el cual el Gobierno vendió la titularidad del suelo al consistorio por 15 millones de euros y este se comprometió a su cierre en dos años. El pacto también fijaba la construcción de la prisión de preventivos de la Zona Franca y de otra, también allí, de régimen abierto con 800 plazas para hombres, a cargo del Ayuntamiento.

El conseller de Justicia, Germà Gordó, ha apuntado que se prevé que las obras de estos centros empiecen este año y, en referencia a los trabajadores de la Modelo, ha afirmado que "nadie perderá su trabajo".

El presidente de la Associació de Veïnes y Veïns de L'Esquerra de L'Eixample, Lluís Rabell, ha lamentado que se gane "un espacio para la ciudadanía" al precio "de una reubicación de los presos de manera improvisada, como indican los sindicatos" y ha calificado de "acto electoral" el inicio del derribo. "No tenemos noticia que haya una partida para construir los centros de la Zona franca", ha apuntado.

"Cuando yo era pequeño a veces se oían disparos de los soldados a la Modelo, que estaba rodeada de campo", ha recordado Alberto, que tiene 77 años y lleva "toda la vida" viviendo junto a la prisión. Y es que cuando se inauguró en 1904 el centro penitenciario, que es el más antiguo de Barcelona y fue un proyecto de Salvador Viñals y Josep Domènech, estaba en el extrarradio. El crecimiento urbano hizo que quedara integrado en la ciudad y que 50 años atrás se empezara a plantear su traslado para ganar equipamientos y zonas verdes en una área donde hacen falta espacios públicos.

"En mi edificio hay agujeros de bala de cuando la Guardia Civil perseguía al Vaquilla cuando intentaba escaparse", ha afirmado Alberto, y ha asegurado que ahora la prisión no da "ningún" problema y hace que los bares hagan más negocio.

"Los presos estarán mejor con el traslado porque este centro es muy antiguo, y el barrio ganará un espacio verde, que hace falta para los niños y para los perros", ha apuntado Judith, y ha calificado de "tranquilas" las calles que rodean la prisión.

Rosa, que lleva 22 años viviendo junto a la Modelo, considera que la prisión "se tendría que haber derribado antes". "No hace nada aquí y se necesita una zona verde porque hay mucha gente mayor entre los vecinos", ha afirmado.

"El año pasado se escapó un preso y hechos así te crean sensación de inseguridad", ha señalado Carolina. Además, ha celebrado que con el traslado "mejorarán las condiciones de los reclusos" y se ganará un parque.