Lubitz ocultó sus problemas psicológicos, pero sabía que descubrirían los de visión

Psiquiatras y psicólogos destacan que la depresión es uno de los primeros episodios antes de quitarse la vida. Según los expertos no es fácil detectar un caso de depresión en los controles rutinarios.
Psiquiatras y psicólogos destacan que la depresión es uno de los primeros episodios antes de quitarse la vida. Según los expertos no es fácil detectar un caso de depresión en los controles rutinarios.
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Psiquiatras y psicólogos destacan que la depresión es uno de los primeros episodios antes de quitarse la vida. Según los expertos no es fácil detectar un caso de depresión en los controles rutinarios.

En los últimos días, diferentes medios de comunicación extranjeros han filtrado los problemas físicos y psíquicos que supuestamente tenía el copiloto Andreas Lubitz, quien según las investigaciones habría estrellado deliberadamente el avión de Germanwings en los Alpes.

El pasado jueves, tan sólo dos días después de la tragedia en la que perdieron la vida 150 personas, medios alemanes como Der Spiegel o Bild aseguraban que durante su etapa de formación en 2009 estuvo de baja por "depresión o agotamiento por estrés profesional" y durante seis meses recibió tratamiento psiquiátrico "de forma regular" y "estaba siendo medicado". La compañía Lufthansa, a la que pertenece Germanwings, no explicó las razones de esa baja, ateniéndose a que estaba bajo la prerrogativa de la confidencialidad médica.

Al día siguiente, el viernes, la Fiscalía de Düsseldorf informó públicamente del hallazgo en la vivienda de Lubitz en esa ciudad y en la de sus padres, en la localidad de Montabaur, de "bajas médicas, actuales e incluso vigente para el día de los hechos, hechas pedazos" y que Lubitz ocultó a la empresa, así como otros documentos que "apuntan a una enfermedad y su correspondiente tratamiento médico".

Las últimas informaciones publicadas a lo largo de este fin de semana añaden nuevos elementos al retrato de este joven piloto de 27 años, que acumulaba una experiencia de 630 horas de vuelo. Se tratan todas de informaciones que no han sido confirmadas oficialmente por las autoridades francesas o alemanas ni por los médicos que le trataron, que alegaron confidencialidad sobre su paciente.

Problemas de visión y desprendimiento de retina

El diario The New York Times publicaba este sábado, citando a dos fuentes próximas a la investigación, que el copiloto estaba buscando un tratamiento para sus problemas de visión que podrían haber puesto en peligro su carrera. El diario recalcaba que todavía no estaba claro hasta qué punto ese problema en la vista podría estar relacionado con su estado mental.

Cabe recordar que las pruebas visuales a las que se someten los pilotos son especialmente rigurosas. Están vetadas las anomalías oculares que pudieran interferir en una labor segura de los pilotos, por lo que son sometidos a pruebas específicas regulares en función de su índice de refracción y dentro de cada examen de renovación.

El diario alemán Bild añadía por su parte este domingo que Lubitz estaba siendo tratado por un posible desprendimiento de retina que le hacía temer el fin de su carrera como piloto, aunque se desconoce si el origen era orgánico o psicosomático. En todo caso, este problema ponía en duda su capacidad para pilotar un avión, y al ser imposible ocultar estos problemas en el próximo examen médico de junio la empresa le habría prohibido volar en la cabina, pudiendo incluso perder su licencia, afirma el diario.

Lufthansa, por su parte, ha dicho este domingo que no tenía constancia de estos problemas físicos de Lubitz.

Medicamentos por un trastorno psicosomático

Medios alemanes como Bild o Die Welt han apuntado al hallazgo de numerosos medicamentos para tratar un grave trastorno "psicosomático" en el registro del apartamento de Lubitz en Düsseldorf. También se han hallado recetas de psicofármacos para tratar trastornos bipolares, así como gran cantidad de somníferos.

"El hombre, de 27 años, estaba siendo tratado por varios neurólogos y psiquiatras", asegura un miembro de la investigación en declaraciones a Die Welt, al tiempo que agrega que no se hallaron ni drogas ni nada que haga indicar una dependencia a los narcóticos o al alcohol.

El copiloto, Andreas Lubitz, sufría un "síndrome subjetivo de sobrecarga" —lo que se conoce como "burnout" o estar "quemado" por estrés laboral— y tenía una fuerte depresión, señala, y agrega que "esto se desprende de notas personales del piloto, que guardó y archivo".

Pero peor aún, agrega el diario Bild, es que los policías encontraron también psicofármacos sin abrir, lo cual apunta a que Lubitz pudo haber dejado de medicarse, algo que los investigadores esperan poder determinar a partir del análisis de los restos del copiloto, hallados este sábado en el lugar de la tragedia.

Tenía TAG y problemas de sueño

Según informó este domingo el diario francés Le Parisien, Lubitz sufría un Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG) para el que le habían recetado un medicamento neuroléptico.

Los médicos que le trataron, relata el medio, le habían administrado inyecciones de Olanzapina y le habían recomendado que practicara mucho deporte para recuperar la confianza en sí mismo. También tenía también al parecer problemas de sueño, para el que se le había prescrito Agomelatina.

Luz sobre los hechos

El grupo especial que lleva la investigación bajo el nombre de "Alpes" cuenta con hasta 200 agentes encargados en buscar pruebas que permitan esclarecer qué llevó al copiloto a estrellar presuntamente de forma deliberada el vuelo 9525 con 150 personas a bordo cuando cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf.

En Düsseldorf se encuentra también una delegación francesa, entre los que figuran el jefe de la dirección general del departamento de investigación criminal, Jean Pierre Michel, para intercambiar información con los investigadores alemanes.

Según el fiscal que dirige la investigación en Francia, Brice Robin, los investigadores han aislado ya el ADN de 78 de los 150 ocupantes del avión, aunque no se ha identificado a ningún pasajero, algo que se hará posteriormente en París comparando las muestras recogidas en el lugar del drama con las casi 5.000 que han aportado sus familiares. Para acelerar esa investigación se va a construir un camino que lleve hasta el lugar del drama, lo que permitirá sustituir a los helicópteros y agilizar las pesquisas.

Mientras tanto, continúa la evaluación del ordenador y los documentos confiscados por los agentes del apartamento que tenía el copiloto en Düsseldorf y de la vivienda de sus padres en la localidad de Montabaur. Prosiguen además los interrogatorios a médicos, amigos, colegas y conocidos del copiloto. También la exnovia de Andreas Lubitz ha tenido que responder a las preguntas de la instrucción.

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