El copiloto Andreas Lubitz estaba de baja médica y lo ocultó, según la fiscalía alemana

Andreas Lubitz, de 28 años, el copiloto del Airbus A320, que, según la fiscalía que estudia la catástrofe, "tuvo la voluntad de destruir el avión".
Andreas Lubitz, de 28 años, el copiloto del Airbus A320, que, según la fiscalía que estudia la catástrofe, "tuvo la voluntad de destruir el avión".
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Andreas Lubitz, de 28 años, el copiloto del Airbus A320, que, según la fiscalía que estudia la catástrofe, "tuvo la voluntad de destruir el avión".

La fiscalía de Düsseldorf ha informado este viernes de que el copiloto Andreas Lubitz, de 27 años, quien presuntamente estrelló deliberadamente el avión de Germanwings, tenía un certificado médico de baja por enfermedad, que había roto y ocultado a la empresa, así como otros documentos que demuestran que estaba en tratamiento.

Fuentes de la fiscalía negaron, en cambio, que en los registros realizados en su domicilio se hubiera encontrado una carta de despedida "ni indicios que apunten a un trasfondo político o religioso" para su proceder. Sí se encontraron, según un comunicado emitido por ese departamento, documentos que demuestran que estaba en tratamiento médico.

El hecho de que entre los documentos encontrados hubiera "bajas médicas rotas, actuales e incluso vigentes para el día de los hechos" indica que el afectado "ocultó a su empleador y a su entorno profesional" su enfermedad.

La aerolínea alemana Germanwings ha asegurado que no recibió ningún parte de baja que impidiese trabajar a Andreas Lubitz. "Germanwings declara que no recibió ningún parte de enfermedad para ese día", ha señalado en un comunicado.

Según había informado horas antes el diario The Times, Lubitz había sido "suspendido durante meses" por Lufthansa durante su etapa de formación en 2009 y tenía un historial de depresión por "una crisis existencial". Lufthansa no ha querido explicar las razones de esa baja, ateniéndose a que está bajo la prerrogativa de la confidencialidad médica. Sin embargo, según Der Spiegel, esa baja se debió a "depresión o agotamiento por estrés profesional". En cualquier caso, la compañía asegura que cuando acabó la formación e hizo las pruebas estaba "100% preparado para volar".

Bild, por su parte, citando a "círculos de Lufthansa", asegura que el copiloto estuvo seis meses recibiendo tratamiento psiquiátrico "de forma regular" y "estaba siendo medicado". El periódico alemán asegura que esa información está en documentos oficiales de la autoridad alemana que supervisa el transporte aéreo y que Lufthansa, compañía madre de Germanwings, tenía conocimiento de ese tratamiento.

El "grave episodio depresivo", como se le define en ese rotativo, quedó constatado en el acta sobre el copiloto del departamento de tráfico aéreo alemán bajo el código SIC, que se refiere a la necesidad de que el afectado se someta a "revisiones médicas regulares".

El fiscal ha insistido en que "tenía la capacidad de pilotar solo el avión, tenía todos los certificados y podía pilotar". Hace dos años obtuvo un reconocimiento de la Administración Federal de Aviación (FAA).

"Un joven muy agradable, divertido y educado"

El copiloto del avión de Germanwings era originario de Montabaur, localidad situada en el estado alemán de Renania-Palatinado y vivía en Dusseldorf. Se graduó en 2007 en el instituto Mons-Tabor-Gymnasium.

Tenía acumuladas 630 horas de vuelo y, según el fiscal del Marsella Brice Robin, se quedó a los mandos de aparato cuando el comandante abandonó un momento la cabina. Después, le bloqueó el acceso de forma voluntaria y, según la misma autoridad francesa, habría descendido voluntariamente con la intención de estrellar la nave en los Alpes, sistema montañoso que estaba sobrevolando.

Este copiloto había comenzado a trabajar en Germanwings en septiembre de 2013; se formó con Lufthansa en Bremen y también en Phoenix (Arizona). Según la compañía Lufhtansa, el joven había realizado un parón "de unos meses" en su formación que había comenzado en 2008, aunque no ha detallado las razones y ha añadido que después se examinó sin problemas.

La alcaldesa de Montabaur, Gabriele Wieland, ha explicado a la agencia de noticias alemana DPA que el joven había vivido con sus padres y tenía también un alojamiento en Düsseldorf, ciudad a la que se dirigía el avión de Germanwings.



"Andreas murió como primer oficial de servicio en la catástrofe aérea", publicó en su página el Club de Deportes Aéreo (LSC Westerwald) de Montabaur, del que fue miembro, al conocer la noticia del accidente el pasado martes. "Cumplió su sueño de volar, sueño que ahora ha pagado caro con su vida", manifestaban sus compañeros del club en recuerdo de un joven que, señalaban, "comenzó como piloto de planeadores y llegó a ser piloto de un Airbus A320".

"Era un tipo completamente normal", cuenta Klaus Radke, director del club local del vuelo en el que Lubitz consiguió su primera licencia de vuelo hace años. Lubitz regresó el pasado otoño para un curso de actualización con Radke. "Le conocí, o debería decir volví a conocerle, como un joven muy agradable, divertido y educado", ha añadido Radke.

Lubitz, aparentemente, llevaba una vida activa, corría la media maratón en un buen tiempo y mostraba interés por la música pop y los night-clubs, según su página en Facebook, que también muestra una foto de Lubitz junto al puente Golden Gate en San Francisco.

"Estoy simplemente sin palabras. No tengo ninguna explicación para esto. Conociendo a Andreas, esto es algo inconcebible para mí", afirma Peter Ruecker, miembro del club de vuelo y que conocía a Lubitz bien. "Andreas era un joven muy agradable que recibió su formación aquí y que era miembro del club", explica Ruecker. "Nos los pasamos muy bien, aunque a veces quizá era un tanto silencioso. Era un chico como otro cualquiera aquí", afirma. "Tenía muchos amigos, no era un solitario", asegura Ruecker. "Estaba integrado en el grupo. Nuestro club está compuesto principalmente de jóvenes que aprenden cómo pilotar planeadores y quizá, como fue su caso, dan el salto a la aviación comercial", añade.

Cerca de la pequeña casa blanca en la localidad en la que vivía Lubitz y donde la Policía rápidamente montó guardia para hacer registros, Hans-Juergen Krause, un vecino, asegura estar "realmente conmocionado" por la noticia. Armin Pleiss, director del instituto Mons-Tabor-Gymnasium en el que Lubitz se graduó en 2007, también coincide. "Estoy tan conmocionado y sorprendido como vosotros", afirma. Lubitz asistió al centro, de 1.300 estudiantes, antes de que Pleiss fuera director.

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