Allí conoció a dos chicas, consumidoras habituales de sustancias estupefacientes, y entabló una relación sentimental con una de ellas. Durante sus encuentros, ambos consumían heroína o cocaína, que el agente proporcionaba. Un día, el guardia la dejó entrar con otra amiga dentro del cuartel y un compañero de él permitió a la amiga ir al servicio.

Ella aprovechó su visita al aseo para robar tres pistolas reglamentarias de otros tantos agentes. La investigación policial las descubrió y, fruto de esas pesquisas, otros agentes registraron la taquilla del guardia y su domicilio y descubrieron heroína y hachís por valor de 80 euros aproximadamente.

La Guardia Civil le impuso en su momento la sanción de un año de suspensión de empleo «como autor de la falta muy grave consistente en consumir drogas tóxicas, estupefacientes o similares con habituidad». Ahora, el Supremo ha anulado la amonestación porque se impuso y notificó «después de transcurrido el plazo de prescripción de la falta».

No se apropió de sustancias

La sentencia del Tribunal Supremo que hace referencia a otra del Tribunal Militar deja claro que «no consta que el agente se haya apropiado de toda o parte de la sustancia estupefaciente que haya podido incautar durante la prestación de sus servicios» ni que «previniera» a posibles vendedores de droga de la zona «de que se iban a efectuar registros».

Lucha por su verdad

El 4 de marzo de 2005: El director General de la Guardia Civil amonestó al agente de la Benemérita.

El 19 de abril: El guardia interpuso recurso ante el Ministro de Defensa, que lo desestimó el 19 de julio. Y lo volvió a presentar al Tribunal Militar.

12 de julio de 2006: El Tribunal Militar desestima, de nuevo, el recurso del agente, que decidió, como vía última, presentarlo al Tribunal Supremo.

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