Pasear por determinados barrios del centro de Madrid es como recorrer un museo. Sin itinerarios predeterminados ni largas colas, en Malasaña, La Latina, el barrio de Las Letras o Lavapiés podemos disfrutar con las creaciones de jóvenes artistas cuya intención en humanizar un poco las calles de la ciudad. Estos barrios, entre otros, se han convertido en el epicentro del arte urbano o street art, el arte de la calle, fuera de museos y salas de exposiciones.
El último atrevimiento lo ha protagonizado el colectivo Yipi Yipi Yeah con su iniciativa de recrear en parte de las señales de tráfico del centro de la capital escenas reconocibles de la vida para cualquier persona. Por ejemplo, han utilizado una señal de prohibido el paso para recrear la figura de un gimnasta ejercitándose en el potro o han convertido una indicación de prohibido el estacionamiento en una improvisada pista de patinaje. "Arte urbano de Madrid para Madrid", es como el colectivo se autodefine.
Esta iniciativa ha tenido una gran aceptación entre los viandantes. "Desde luego ha hecho más ameno caminar por la ciudad", dice Jorge, habitual paseante del centro. "La labor de este grupo merecería una medalla por su inteligente humor y por hacernos sonreir", señala Isabel, vecina de Malasaña. María Gómez, una de las autoras del blog sobre patrimonio León Olvidado, rescata una frase del colectivo que sirve para entender cuál es uno de los objetivos de su obra: "Que la gente empiece a comprender que también hay arte urbano en España y no solo en Londres, Nueva York o Berlín".
Su arte también es apreciado desde el colectivo Boa Mistura, una de las referencias del arte urbano en la capital: "Es un trabajo muy bien hecho. Desde Boa Mistura apreciamos este tipo de manifestaciones porque demuestran que la calle está viva. Consideramos que el arte urbano es el reflejo de las ciudades y es importante que haya gente con inquietudes y necesidad de expresarse".
Placas con crítica social
El trabajo de este colectivo, basado en la cultura pop, no se limita a las señales. También es autor de numerosas placas y plantillas. La mayoría de sus obras tienen una primera lectura divertida, que analizada un poco en profundidad contiene una gran carga de crítica social. "Siempre nos quedará Malasaña", reza una de sus placas, en la que se recoge la célebre frase de la película Casablanca modificada junto a la imagen de Humphrey Bogart. Más directa es otra en la que Sylvester Stallone, en su papel en la cinta Rocky, levanta los brazos en señal de victoria y grita: "¡Adrián, he encontrado trabajo!".
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