En Tresviso, una localidad cántabra de 20 habitantes enclavada en los Picos de Europa, llevan cerca de un mes (28 días) incomunicada por la nieve tras el último temporal que azotó especialmente el norte de España.

Feliciano Campo, vecino de Tresviso, comenta a 20minutos que llevan toda la vida acostumbrados a "estos tragos", como lo define, "aunque ya está resultando un poco pesado", sostiene. Con todo, este vecino se muestra optimista: "A ver si entre hoy y mañana ya lo solucionan", asegura, pero alerta de que el próximo peligro que tienen una vez restablezcan la comunicación es "el riesgo de aludes".

"Esto no ocurre todos los años, pero sí que te sorprende cuando llega un invierno así", comenta Feliciano. "Este año ha caído una muy grande, hace como 10 años que no nevaba de esta manera", recuerda por su parte a 20minutos Ángel López, otro vecino de Tresviso.

Aunque observa resignado esta situación —"qué remedio nos queda", dice Ángel al otro lado del teléfono— un mes incomunicado es mucho tiempo: "Es muy duro porque ha nevado muchos días, ha sido muy largo y estamos ya con buenas ganas de que nos abran (la carretera), lo estamos deseando porque son muchos días, hasta ahora yo he tenido comida, pero se nos está acabado".

La ganadería, una de las principales actividades económicas de las que vive Tresviso, también ha padecido el frío y la incomunicación. "Para llegar a la zona donde está el ganado hay que ir por encima de la nieve, no hay camino", describe Ángel.

Por fortuna, durante este mes no han tenido ninguna emergencia que haya puesto en peligro la vida de alguno de los residentes de este pueblo, en su mayoría de avanzada edad. "No hemos tenido problemas de accidentes ni enfermedades graves, sí se está haciendo un poco largo y a ratos agobiante, pero lo vamos llevando", responde Feliciano.

No obstante, la desesperación aumenta con los días. "Ya nos subimos por las paredes", asegura otro vecino, mientras que una mujer comentaba este lunes a la agencia ATLAS que "estamos ya un poco desesperados porque ya nos van faltando suministros". Precisamente ese día llegó el cuarto abastecimiento a Tresviso por helicóptero: 1.600 kilogramos de alimento para el ganado, 160 kilogramos de maíz y pan, informó el 112 en nota de prensa. "Hizo cuatro viajes", agrega Feliciano.

En los tres desplazamientos realizados la semana pasada, los vecinos recibieron "aproximadamente 150 kilogramos de alimentos para personas, una tonelada de paja para el ganado, 20 kilogramos de sal, y las medicinas requeridas", añade el 112 de Cantabria. El operativo de suministro responde a petición del Ayuntamiento de Tresviso, que conjuntamente con el Gobierno de Cantabria analizaron las necesidades de los 20 residentes en esta localidad para llevarlo a cabo.

Desde esta semana, una segunda máquina quitanieves enviada por el Principado de Asturias y más potente que la que tenían trabaja para volver a reabrir la única carretera de acceso a Tresviso (construida hace 25 años), después de que la primera máquina se hubiera quedado bloqueada a cinco kilómetros de la población.

Explica Ángel que en ese último tramo está costando más retirar la nieve porque "la que queda está muy apretada". Además, el tiempo no ayuda: "Esta mañana volvieron a caer 10 centímetros, han habido aludes y a la carretera ha caído mucha nieve".

El objetivo principal ahora es poder despejar la carretera, que según Feliciano "vamos viendo sobre la marcha". "Pensábamos que hoy —por este martes— se iba a acercar más la máquina, pero tuvo que parar tres horas. Se va atrasando la cosa. Ahora están en un lugar desde el que no podemos verlos con prismáticos".

"Todavía faltan cuatro kilómetros y pico para que la fresadora termine de despejar la carretera", comenta Ángel, que durante la tarde de este martes se acercó al lugar para ver cómo iban los trabajos.

Aunque nunca llegaron a quedarse sin suministro eléctrico, estuvieron "cinco días sin Internet ni televisión", explica Feliciano, que agradece que no les hubiera faltado la electricidad, imprescindible para que sus vecinos y el ganado puedan combatir el duro invierno en la montaña.

Además, de la electricidad depende también el funcionamiento de la maquinaria con la que elaboran su famoso queso picón. "Si no funcionaran, se nos habría estropeado toda la leche", sostiene Feliciano.