Cincuenta familias sufren el acoso de una banda violenta en un edificio ocupado de Villalba

  • Un grupo de personas que ocupan diez pisos del Edificio Madrid de Collado Villalba amenazan y extorsionan a familias en situación de exclusión social.
  • Vecinos piden ayuda para echar a este grupo conflictivo que pone en peligro el proyecto social creado por las familias organizadas.
  • El edificio tiene 60 viviendas de una habitación, estaba vacío, y fue ocupado el año pasado por familias entre las que hay 22 niños.
  • "Vamos a defender estas casas con uñas y dientes", dice una vecina que se enfrenta a los violentos.
Alexandra (izq.), Andrea (centro) y Lydia, en el piso de esta última, en el edificio Madrid, ocupado por familias en situación de exclusión social en Collado Villalba, Madrid.
Alexandra (izq.), Andrea (centro) y Lydia, en el piso de esta última, en el edificio Madrid, ocupado por familias en situación de exclusión social en Collado Villalba, Madrid.
JORGE PARÍS
Alexandra (izq.), Andrea (centro) y Lydia, en el piso de esta última, en el edificio Madrid, ocupado por familias en situación de exclusión social en Collado Villalba, Madrid.

El Edificio Madrid es un bloque de 60 viviendas en Collado Villalba que fue ocupado el año pasado por 50 familias en estado de exclusión, y que ahora sufren, según los propios vecinos, las amenazas de una banda instalada allí que intenta cobrar a los vecinos por la ocupación y ha convertido un ala del bloque en tierra de nadie.

"Cuando entré a ocupar mi piso, me visitaron siete tipos como armarios, con bates de béisbol, a querer cobrarme, pero les dije que llamaría a la Policía y me dejaron tranquila", dice una vecina que organiza las tareas comunes del bloque: desde los turnos de limpieza de espacios comunes hasta las celebraciones de Reyes o Navidad para los niños.

La banda violenta controla una zona, según las familias y en algunos casos, agregan los violentos han logrado, mediante coacción, cobrar hasta 300 euros a los nuevos ocupantes para permitirles la entrada.

"Yo a los jóvenes revoltosos los controlo, pero a estos no puedo, son violentos, por eso pedimos ayuda a las autoridades", dice esta vecina, que por motivos de seguridad prefirió mantener el anonimato.

Los integrantes de esta banda entran y salen todo el tiempo del edificio, pero rehuyen el trato y no ha sido posible hablar con ellos. Al ver una cámara apuran el paso, murmuran insultos, salen rápido del bloque ubicado en el centro de la localidad de la Sierra de Madrid.

"Voy a defender esto con uñas y dientes, porque no quiero volver a la calle", sentencia la vecina.

En los pasillos del bloque hay carteles advirtiendo de que se respete el horario de descanso: de 14 a 17 horas y de 23 a 8 horas. Pero en la zona ocupada por la banda no hay ley.

Sin embargo, no todas son lamentaciones, las familias también han conseguido pequeñas victorias.

"Logramos que no se fume marihuana en las áreas comunes, y que lo de la música ya no sea tan tremendo, porque había veces en que retumbaba todo el edificio", explica.

Para ello contaron con la ayuda de la Policía y del Ayuntamiento.

"Ya por lo menos la Policía viene cuando les llamamos, porque antes ni eso", dice.

Los vecinos han solicitado a la Policía que tenga un registro de cada uno de ellos, para que quede bien claro que no son malvivientes.

"Hemos querido que nos identifiquen a todos, no queremos que tres indeseables sigan poniendo en riesgo un proyecto social muy importante, en el que el 70% de la gente participa, ellos han hecho su propio gueto", dice.

Pisos desperdiciados y fiestas en el portal

Uno de los motivos por los cuales las familias están interesadas en echar a la banda es que se han apoderado de nueve casas en las que no viven.

"Tenemos unas diez familias en lista de espera para habitar que están en exclusión social, gente decente, con niños, por eso no nos parece justa esta situación", señaló Lydia.

Desde el Ayuntamiento y la Policía no se pronunciaron para hacer una valoración sobre la cuestión.

Además de la banda violenta, los habitantes del edificio tienen que aguantar a gente se mete a beber y fumar en el portal.

"Como este es un edificio ocupado creen que cualquiera se puede meter a hacer lo que quiera, y no es así", afirma la vecina, apuntando que a menudo les rompen la cerradura exterior.

Muchas de las familias que viven en el edificio Madrid participan del proyecto solidario Pan Para Todos, que en Collado Villaba posibilita la alimentación a 170 familias.

Además de este, hay otros dos bloques 'okupados' en Collado Villalba: uno en la calle de la Trinidad, y otro en las inmediaciones de la estación, aunque tendrían menos habitantes que el Madrid.

Luis, un psicólogo que les brinda apoyo, dice que han hecho llamamientos al Ayuntamiento para que tome cartas en el asunto.

"Es necesaria una acción social seria para que este emprendimiento maravilloso no sea vea imposibilitado por gente egoísta", explica.

Estigmatizados

Lydia cuenta que le molesta que algunos vecinos de Villalba les miren mal, que metan a todos dentro de la misma bolsa, pero les entiende.

"Entiendo  al vecino del bloque de enfrente que se asoma horrorizado cuando esta gente pone la música alta y montan sus líos; pero, si les molesta a ellos, imagínate a nosotros", reflexiona.

Lydia sobrevive haciendo broches y pulseras con materiales reciclados, como chapas de cerveza. Las vende en mercadillos.

"A nadie le gusta vivir como vivo yo, aunque hay quien se piensa que sí. Esto no nos sale gratis, te quedan antecedentes penales, no es agradable", explica.

Una gran familia

Eata vecina asegura que quienes no quieran formar parte de la comunidad del edificio, no es porque no se les haya invitado.

"Somos como una familia: si alguien cae enfermo y hay que cuidarle, se le cuida", cuenta.

Este trabajo comunitario sirve, además, para que personas como ella, que han caído en la exclusión social, puedan levantar su autoestima.

"A mí esto me ha subido mucho la moral después de haberla pasado tan mal en los últimos tiempos", dice esta mujer de 43 años que el año pasado fue desahuciada de su hogar.

Ahora le han pedido a la Casa de Cultura del Ayuntamiento que les permita vender artesanías y pinturas de los niños para recaudar fondos. O que les paguen con alimentos.

Bankia lo traspasó al Sareb, que lo denunció

El edificio Madrid era propiedad de Bankia, que lo transfirió al Sareb (el «banco malo»), que a su vez tiene denunciada la ocupación del bloque desde septiembre.

"Desde septiembre tenemos solicitado el desalojo inmediato del inmueble", dijeron desde del Sareb, agregando que el edificio tiene "daños estructrurales" que no detallaron.

Alexandra, madrileña en paro 'okupa': "¿Sabes lo que llevamos sin ver un filete?"

La crisis que azota al sur de Europa trasciende fronteras. Alexandra es una joven madrileña de 46 años que sue fue a vivir en 2013 a Italia con su pareja, Gennaro.

Poco más de un año después los dos viajaban a España a probar suerte después de que Gennaro, tras 25 años de trabajo en una empresa de logística italiana, se fuera al paro sin indemnización por quiebre de la compañía a la que dedicó toda su vida laboral. Ahora comparten un piso en el Edificio Madrid.

"Si me tengo que ir a vivir debajo de un puente, no será por falta de lucha", dice esta mujer que trabajó en Correos y fue esteticista.

Además de vivir en el edificio, participa en Pan Para Todos.

"Mira mi comida y mi cena", dice, y señala una olla con macarrones con tomate.

"¿Sabes el tiempo que llevamos sin ver un filete?", se pregunta, y ríe, porque es vegetariana. Aunque su marido no lo es.

Alexandra también siente temor por el accionar de bandas violentas.

"A veces creo que corremos un riesgo grande estando aquí", dice.

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