San Francisco, ese barrio que busca abandonar su marginación

Para salir del gueto en el que se ha convertido «hace falta una verdadera propuesta de integración». La zona de la capital vizcaína malvive entre la delincuencia, las drogas y la prostitución.

El tranvía, el nuevo barrio de Miribilla, las nuevas paradas del metro... son muchas las reformas que se han llevado a cabo en Bilbao durante los últimos años. Sin embargo, la rehabilitación de San Francisco sigue siendo uno de los asuntos pendiente. Como ha venido ocurriendo en los últimos años, el distrito no ha escapado de la mirada de los candidatos electorales, que ven en él una oportunidad para captar votos.

Este barrio es un compendio de los conflictos más relevantes que los partidos políticos prometen solucionar durante la campaña:

inseguridad ciudadana, reformas urbanísticas, transformación social y, en definitiva, la integración de la zona con el resto de la ciudad.

Una línea perfectamente trazada separa San Francisco del resto del mundo. Al cruzar el puente Cantalojas, la droga, la delincuencia y la prostitución se hacen las dueñas de la calle. «Hace años ésta era una zona privilegiada», asegura María Luisa Cortijo, vecina de la zona, pero hoy en día no puede vivir tranquila y en paz.

En varias ocasiones, las instituciones han intentado llevar a cabo un lavado de cara del barrio. La residencia universitaria Blas de Otero lleva algunos años instalada en la calle Las Cortes. Haydee Valdiviesa, secretaria, considera que «fue un proyecto que se desarrolló para mejorar un poco la zona». Ella convive en el barrio sin ningún tipo de problema, «pero las vistas no son muy agradables», asegura.

El centro cívico de San Francisco es otra de las propuestas que se crearon para darle vida y normalidad a la zona. Gotzon Ibarra trabaja en él desde el comienzo, en la actualidad se muestra crítico y considera que su ubicación «es un asunto político» y apunta hacia una verdadera propuesta de integración para solucionar el problema que vive el barrio bilbaíno.

Zona de bares

Los fines de semana, cuando cae la noche, el paisaje se vuelve desolador. Los jóvenes se acercan a los bares de los alrededores para seguir la fiesta y «no tienen respeto a nada ni a nadie», afirma Javier Méndez, residente de la zona. «El otro día intentaron violar a una chica en Bailén», cuenta este marinero convencido de que en la zona agrupan a gente mala y que «cuando el Ayuntamiento quiera la limpiará».

El pesimismo cubre el estado de ánimo de los vecinos de San Francisco. Mientras, en muchos comercios cuelga el cartel de Se vende. La vida se hace, cada vez, más difícil.

«No quieren vivir aquí»

«Es un barrio multiétnico –destaca Cristina Blanco, profesora de sociología de la UPV–, la inmigración ha ido en aumento, y esto es algo visible». Según los datos de la experta, la mayor parte de los inmigrantes son de Senegal: el 80 % de los senegaleses de Bilbao viven en el barrio. «Se reúnen porque tienen una red solidaria, se instalan donde tienen compatriotas». Hay que destacar que los extranjeros tienen una fuerte conexión con sus lugares de origen, «lo que hace que la relación con las personas de aquí sea menor». Sin embargo, la llegada de asiáticos y suramericanos ha crecido considerablemente. «Estos grupos étnicos tienen preferencia por lugares donde hay un buen mercado para instalar comercios e incorporar los productos de su país». La mayoría son conscientes de lo que ocurre en la zona y «no quieren vivir ahí».

Población

El 2 % de los habitantes de Bilbao «desde áfrica y suramérica»

Con un total de 6.912 habitantes, lo que supone el 2 % de la población de la capital vizcaína en 2006. El porcentaje de residentes inmigrantes ha ido creciendo a lo largo de los últimos años y hoy supone el 24 % del total de los vecinos de que residen en la zona; es decir, 1.684 personas. África y Suramérica son los orígenes más habituales de aquellos que deciden dejar su país para vivir en el barrio bilbaíno.

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