Para ello, se han introducido elementos reductores de velocidad, presentes en 34 puntos de Catalunya, y que el Servei Català de Trànsit (SCT) quiere generalizar en las ciudades con más de 50.000 habitantes y capitales de comarca antes de 2010.

El objetivo es disminuir la velocidad, causa destacada de accidentes de tráfico (y, en consecuencia, de muertes) en vías urbanas, que son las que se resisten a disminuir.

Y es que Catalunya se ha fijado reducir a la mitad las muertes al volante desde 2000.

Proteger a peatones

Trànsit ya ofrece su ayuda a los municipios para redactar planes locales de seguridad viaria. Con ellos pretende que los criterios de seguridad vial no varíen de una localidad a otra, proteger a los transeúntes y ciclistas, coordinar campañas de alcohol y velocidad o incrementar el uso de la seguridad pasiva (cinturón o sillitas).

El Programa de Elementos Reductores de la Velocidad propone más calles de prioridad invertida, aumentar las vías limitadas a 30 km/h o proteger las calles próximas a escuelas y equipamientos.

El 78,1% de los 29.047 siniestros en Catalunya en un año tuvieron lugar en núcleos urbanos, con 149 muertos (el 27% de los fallecidos).

Esta tendencia va en alza. El vías urbanas hubo 400 muertos en 6.357 accidentes.

Correr menos para salvar vidas

La relación es directa y no ofrece dudas: atropellar a más de 50 Km/h es mortal en 19 de cada 20 casos.

En cambio, una persona arrollada a 30 km/h o menos se salva en 19 de cada 20 ocasiones. Justo al revés. En los 34 puntos donde se han instalado los elementos reductores de velocidad, los coches que corrían de 80 a 90 km/h bajaron del 15 al 6%. Y los vehículos que circulaban a 40 km/h o menos subieron del 13% al 29%, más del doble.