Los contratos de 7 días o menos suben un 43% durante la crisis y ya suponen uno de cada cuatro

  • En 2014 se formalizaron 4 millones de contratos con una duración máxima de una semana, frente a los 2,8 millones de 2007, según el Servicio Estatal de Empleo.
  • Antes de la crisis suponían el 15% del total de acuerdos laborales; ahora son ya el 23,9%, es decir, uno de cada cuatro contratos.
  • El número de contrataciones totales es casi dos millones menor que el registrado en 2014, pero los empleos precarios se mantienen o aumentan.
  • La duración de los contratos ha caído un 33% desde 2007, de 68,7 días a apenas 45,8 de media.
Eric Velásquez (18 años) trabaja desde hace meses en una frutería en la que ha encadenado dos contratos temporales.
Eric Velásquez (18 años) trabaja desde hace meses en una frutería en la que ha encadenado dos contratos temporales.
JORGE PARIS
Eric Velásquez (18 años) trabaja desde hace meses en una frutería en la que ha encadenado dos contratos temporales.

La recuperación del empleo tras la crisis económica ha dejado un mercado laboral con cada vez mayor microtemporalidad y más contratos precarios. Así al menos lo constatan los datos del Servicio de Empleo Público Estatal (Sepe), que reflejan que entre 2007 y 2014 las nuevas contrataciones para empleos con una duración de una semana o menos se dispararon un 43%.

Antes de la crisis, en 2007, en España se formalizaron 18,6 millones de contratos de trabajo, de los cuales unos 2,8 millones fueron con una duración máxima de una semana. Es decir, casi uno de cada siete empleos no alcanzaban los siete días de duración. Tras ocho años de crisis, dos recesiones y dos reformas laborales, el mercado laboral no solo no ha vuelto a sus antiguas cifras (hay unos tres millones menos de trabajadores ocupados) sino que ha variado su composición en favor de contrataciones cada vez más breves: de los 16,7 millones de contratos firmados en 2014, algo más de 4 millones fueron de una semana o menos. Es decir, uno de cada cuatro nuevos empleos.

Un tercio más cortos. Esta evolución al alza de los contratos temporales cada vez más cortos tiene su reflejo en la duración media de los empleos en España. Según el Sepe (diciembre de 2014) cada contratación dura una media de 45,8 días, mientras que en 2007 la media estaba en 68,7 días. Esto supone que los empleos son un 33% más cortos respecto a los que se ofertaba en diciembre de 2007, poco antes del inicio de la crisis económica. Pero los puestos de trabajo de apenas unos días no son los únicos casos de precarización del mercado laboral español. Éste deterioro respecto al periodo anterior a la crisis se evidencia en más datos.

Los sindicatos echan en cara al Gobierno que su receta para mejorar las cifras de empleo han supuesto un coste demasiado alto en su calidad: Apenas hay 43.000 asalariados fijos más que hace un año, tal como muestra la última Encuesta de Población Activa (EPA) referente al cuarto trimestre de 2014. "El 80% del nuevo empleo asalariado es temporal y el trabajo a tiempo parcial ya llega al 17% del total", denuncian los analistas del Gabinete Económico Confederal de Comisiones Obreras en su último informe.

La precarización gana terreno

Más empleo a tiempo parcial. El mercado laboral español ha presentado históricamente unos datos relativamente bajos de empleo a tiempo parcial. Esto ha explicado en parte, en opinión de académicos y analistas, el por qué las tasas de desempleo españolas sufren un diferencial al alza respecto al conjunto de la Unión Europea. Por esta razón, las dos últimas reformas laborales abundaron en facilidades legales para incentivar este tipo de contratación. Y la fórmula parece haber tenido éxito: De 2007 a 2014 los contratos a tiempo parcial se han incrementado un 34%, según las estadísticas del Sepe. Este aumento es aún más notable si se contabiliza en proporción al número total de contratos. En 2007, los 4,3 millones de contratos a jornada parcial representaban apenas el 23% del total. Sin embargo, en 2014 los casi 5,8 millones de contrataciones de esta modalidad representaron el 34% de todos los empleos que se crearon en España.

La modalidad de empleo a tiempo parcial no supone de por si un síntoma de precarización del mercado de trabajo. Bien al contrario, los países más dinámicos mantienen tasas relativamente más altas que España en este tipo de empleos. El problema, tal como muestran los datos del INE, es que seis de cada diez de estos empleos son "involuntarios". Es decir, que los trabajadores aceptan jornadas reducidas porque no encuentran una alternativa a jornada completa (ver gráfico inferior).

Razones para el empleo a tiempo parcial (Fuente: INE).

Entre 2007 y 2014, según la EPA,el número de asalariados a tiempo completo en España se redujo en 3,1 millones de personas. En ese mismo periodo, por su parte, el número de empleados a jornada parcial ascendió en 439.025 personas. "Estamos en un proceso espurio, no pactado, de reparto del tiempo de trabajo; más que aumentar el empleo asalariado, se reparten las horas de trabajo: trabajan más personas pero menos horas y con menos salarios y derechos", denuncian desde el Gabinete Económico de CC OO.

Obra y servicio como falsos indefinidos. Cada vez son más frecuentes también los contratos por obra y servicio, aquellos que tienen una fecha de comienzo pero no una fecha de extinción, que en teoría dependerá de la finalización efectiva del proyecto para el que se dio de alta al trabajador. En el año 2007 se formalizaron hasta 6,8 millones, casi un tercio del total. En 2014 la cifra es muy similar a la de entonces —6,7 millones—, si bien proporcionalmente ganan peso: La obra y servicio ya supone cuatro de cada diez contrataciones en España, de acuerdo a los datos del Sepe.

El problema es que, tal como indican los sindicatos, las estadísticas y los testimonios recabados por este diario, buena parte de los nuevos empleos por obra y servicios en realidad sirven a las empresas para contratar a falsos trabajadores indefinidos. Algo similar ocurre, según denuncian, con las contrataciones de empleados bajo la modalidad de fijos discontinuos. Estos formatos sirven para reducir costes de despido y costes salariales, entre otros factores, si bien profundizan lo que los académicos llaman la flexiprecarización del mercado laboral en España, que ha hecho incrementarse un 20% el número de asalariados en riesgo de pobreza.

Crece la hostelería, se estanca la industria. "La distribución sectorial del aumento de la ocupación suscita muchas dudas sobre la calidad de la recuperación de la actividad económica, porque aumenta básicamente en ramas como la hostelería, el comercio, las actividades administrativas y los servicios auxiliares", explican desde el departamento de análisis económico de CC OO. Sin embargo, la rama del empleo que genera unas rentas mayores y un mayor porcentaje de indefinidos, la industria, se mantiene estancada.

Paro y precariedad, un círculo vicioso. ¿Y las soluciones que proponen los gobernantes? Las fórmulas empleadas hasta ahora en la práctica no se han preocupado por la calidad del empleo. Tal como muestran las sugerencias del sociólogo Jorge Galindo (miembro del Think Tank Politikon), existe un círculo vicioso entre el empleo precario y el paro: "En un país en el que el 90% del empleo creado en cualquier momento es precario, y por ende se destruye este mismo empleo de forma acelerada en recesión, la población (particularmente la asalariada, claro) va a alternar dos preocupaciones: el mucho trabajo que se pierde (en recesión) y lo malo que es el que se crea (en expansión).

Hasta el momento, los partidos en el Gobierno se han visto incapaces de dar respuesta a ambos problemas, por lo que han optado por resolver el paro con un aumento de la precariedad. Y es que según su tesis no se ha identificado (o si se ha identificado no ha habido hasta ahora incentivos para abordarlo) el problema de la dualidad del mercado de trabajo: La distancia económica y social entre el colectivo de insiders o trabajadores asalariados hiperprotegidos (básicamente, los que eran indefinidos o fijos antes de las reformas laborales) y los trabajadores outsiders, definidos por la temporalidad, la precariedad y el subempleo. Este problema, especialmente marcado y creciente en un mercado laboral como el español, en el que el nueve de cada diez contratos son temporales, es una de las preocupaciones del último premio Nobel de Economía, el francés Jean Tirole. Tanto él como otros académicos españoles abogan por la implantación de un contrato único con indemnización por desempleo creciente en función de la antigüedad, de forma que se acabe con esa separación entre insiders y outsiders.

A más precariedad, menor formación en el trabajo. La temporalidad y la inestabilidad en el trabajo no solo afectan a unas peores condiciones económicas. También afecta a la proyección de futuro de los outsiders y los insiders. Y es que una reciente investigación publicada por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) concluye que existe una relación directa negativa entre la inestabilidad laboral y la formación en el puesto de trabajo, algo que es especialmente perjudicial con mercados laborales muy segmentados. La capacidad o no de obtener formación en el seno de la empresa tiene a su vez una relación directa con la obtención de más y mejores habilidades cognitivas.

La tendencia en 2015

El año 2015 parece haber traído un incremento notable de la contratación indefinida. Según los datos del Sepe referentes a enero de 2015 (los últimos disponibles), en el primer mes del año se formalizaron 120.239 contratos sin fecha de finalización, un 22% más que en enero del año anterior. Sin embargo, este dato positivo y que refleja una aparente mejora en la calidad del empleo, tiene su contrapartida: Los contratos son, de media, más cortos en 2015 (unos 56,6 días) que en 2014 (unos 57,7).

El servicio estatal de empleo señala que también los contratos temporales más cortos han experimentado un notable aumento. Así, mientras en enero de 2014 se formalizaron 272.330 contratos laborales de menos de siete días, este concepto ascendió hasta los 321.951 contratos en enero de 2015, un incremento del 18% en tasa interanual.

"En los últimos dos años he trabajado en cinco sitios"

El caso de Guillermo Crespo, un trabajador social de 26 años, es el de tantos otros jóvenes españoles que han vivido su incorporación al mercado laboral a lo largo de esta crisis. En su caso, trabajar supone hacerlo con contratos precarios casi sin excepción. "En los últimos dos años he estado empleado en cinco sitios, con contratos a tiempo parcial, temporales...", explica.

Actualmente, Guillermo trabaja en dos sitios a la vez: es monitor de actividades extraescolares en un colegio y ayuda a colectivos de gitanos a lograr una mayor integración. Los dos son a tiempo parcial. "Con ambos empleos hago unas 24 horas a la semana. Da más o menos para ir tirando, ya que vivo con mi pareja y compartimos gastos, pero me gustaría poder estar contratado por muchas más horas. Eso sí, no me puedo quejar, ya que muchos de los que estudiaron conmigo están aún peor", lamenta.

También precarios han sido todos los contratos de la reciente vida laboral de Eric Velásquez. Este madrileño de 18 años empezó a trabajar en empleos irregulares, sin contrato: "Con un familiar, en una empresa de encuestadores... pero me interesaba conseguir un poco de estabilidad", comenta. Tras presentar decenas de currículums logró un empleo en una frutería: Al principio con un contrato de dos meses, y cuando se acabó me renovaron con otro de seis meses", explica.

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