El Centro e-LEA de Urueña (Valladolid) acoge hasta julio una muestra de 200 "tebeos" de entre los años 50 y 70

El Centro e-LEA Miguel Delibes de la Villa del Libro de Urueña (Valladolid) acoge hasta el próximo 26 de julio la exposición 'Cáspitas, los tebeos del desván', en la que muestra dos centenares de ejemplares de estas publicaciones de entre los años 50 y 70.
Exposición de Cómic en Urueña
Exposición de Cómic en Urueña
DIPU VA
Exposición de Cómic en Urueña

El Centro e-LEA Miguel Delibes de la Villa del Libro de Urueña (Valladolid) acoge hasta el próximo 26 de julio la exposición 'Cáspitas, los tebeos del desván', en la que muestra dos centenares de ejemplares de estas publicaciones de entre los años 50 y 70.

El vicepresidente de la Diputación de Valladolid y presidente de Sodeva, Alfonso Centeno, ha presentado la exposición acompañado de Jesús María Martínez, propietario de la colección, y el alcalde de Urueña, Manuel Pérez Minayo.

El objetivo de este montaje expositivo es complementar, ampliándolos, algunos de los contenidos museográficos reunidos bajo el nombre genérico de 'Recuerdos de Papel' instalados en las plantas primera y baja de este mismo Centro, donde se muestra un amplísimo repertorio de materiales de papel, asiduamente empleados en la vida cotidiana a lo largo de los siglos XIX y XX pertenecientes a la Colección Martínez-Leis, de la que también han salido los fondos de esta nueva exposición.

Durante las décadas siguientes a la Guerra Civil, la literatura infantil y juvenil española tuvo uno de sus mayores exponentes en un particular tipo de publicaciones como los populares tebeos, ya que los textos de sus cuadernillos, independientemente de su contenido, constituirían, en un gran número de casos, el principal elemento de iniciación y desarrollo lector de muchos niños de esos años.

En ellos iban sucediéndose, a través de los dibujos en blanco y negro de sus hojas interiores, personajes aventureros defensores del bien como el Guerrero del antifaz, El Capitán Trueno o el Jabato, en lucha permanente contra el mal personificado en sus malvados secuaces, paisajes exóticos y hasta extraterrestres, escenas de la cercana Segunda Guerra Mundial o la de Corea y situaciones tan variopintas y disparatadas como sus mismos protagonistas.

Estas historias adquirían en la mente de los más jóvenes características de verosimilitud y realidad llegando, en algunos casos, a la identificación personal con alguno de ellos, han informado a Europa Press fuentes de la Institución provincial.

Tebeos para chicas

En los tebeos para chicas, algo parecido, ya que a través de ellos se iban exponiendo, bajo el halo adormecedor del romanticismo, las situaciones de marginación femenina de la época, presentando los modelos a seguir "en un dirigismo cuyo final conclusivo siempre era el deseado", esperado e imprescindible feliz matrimonio ya fuera en los mundos fantásticos de las hadas del bosque o a través del príncipe redentor, incluso ya en los años sesenta, han apuntado las mismas fuentes.

Así, en los quioscos iban apareciendo los nuevos números de las cientos de colecciones de aquellos héroes de papel que venían a entretener y endulzar las "muchas carencias y la acritud" de una realidad que escasamente comprendían los más pequeños, al igual que ocurría con las novelas de vaqueros o románticas para adultos de Estefanía o Corín Tellado.

La llegada y posterior difusión de la televisión como nueva forma de ocio, ya metidos en los años sesenta, supuso una manera distinta de vivir estas fantasías infantiles, ahora más explícitas a través de las películas o series que, además, no requerían ese esfuerzo de imaginación que si exigían los tebeos a los que poco a poco fueron relegando y a cuya realidad intentarían adaptarse cambiando sus formatos y contenidos, que incluso incorporaron en historietas algunas de las series televisivas con más éxito como Bonanza o Bugs Bunny.

Esta paulatina decadencia se acentuaría en el ámbito editor con la introducción en España, a través de la editorial mejicana Novaro, de los cómics americanos y los nuevos héroes y cuya nueva denominación, cómics, llegaría casi a extinguir la original de tebeos, derivada de aquellos Cuentos e Historias del TBO, título con el que aparecería esta publicación pionera en 1918 y de la que tomaría su nombre.

La enorme popularización que adquirieron los tebeos, ya en los años 40 y, principalmente, en las décadas posteriores de los 50 y 60, propiciaron la creación de nuevas empresas o la revitalización de otras fundadas antes de la Guerra Civil que se dedicarían, casi con exclusividad, a la producción de este tipo de publicaciones, ubicadas, principalmente, en Barcelona y Valencia.

Así, una de las más destacadas sería la Editorial Valenciana, fundada por Juan Bautista Puerto en Valencia en 1932, que mantendría su actividad hasta 1986 y alcanzaría su auge entre 1950 y 1965, contando entre sus series, que llegaron a las 175 colecciones, las conocidas El Guerrero del Antifaz o Roberto Alcázar y Pedrín, junto a otras como El Espadachin Enmascarado. En 1973 aparecería como Edival en los pies de imprenta, reeditando con nuevos formatos sus colecciones de más éxito.

Nueva andadura de bruguera

La Editorial Bruguera, aunque tenía sus antecedentes en El Gato Negro, la empresa editora de Pulgarcito en los primeros años 20 y otros tebeos y semanarios similares, comenzaría su nueva andadura en 1940 perviviendo hasta 1986 especializándose en libros de bolsillo, literatura juvenil y tebeos.

Los cuadernos de aventuras contarían con series tan destacadas como la de El Capitán Trueno de Víctor Mora y Ambrós, El Jabato o El Cachorro de Juan García Iranzo, otras colecciones fueron El Inspector Dan, El Cosaco verde y El Sargento Furia entre las de chicos y para las chicas Amapola, Sisi o Lily. Entre sus colecciones, también figuran un buen número de semanarios de gran aceptación como fueron Pulgarcito, Tío Vivo, DDT, Campeón o Mortadelo.

Por su parte, Ediciones Toray sería otra de las grandes editoras de tebeos. Fundada en Barcelona por Antonio Torrecilla del Cerro y Ayné Arnau en Barcelona, editaría tebeos y libros hasta los años 90. Sus series más destacadas para chicos son, entre otras, las de Hazañas Bélicas de Boixcar, Hazañas del Oeste, Mundo futuro, El Capitán Coraje, o Huracán, y para las chicas, merece destacarse especialmente Azucena a las que seguirían otras como Cuentos de la Abuelita, Lindaflor, Alicia, Graciela, Serenata o Güendalina.

En 1951, el reconocido historietista Manuel Gago crearía en Valencia la Editorial Maga, reconocida y recordada no sólo por sus tebeos, de los que llegaría a sacar 119 colecciones con más de 6.500 ejemplares diferentes, sino también por sus muchos álbumes de cromos editados principalmente a partir de 1967. Entre sus series más conocidas están Apache, Bengala, o Dan Barry, entre otras, y para las chicas: Lirio, Muchachas, Enamorada o Selecciones Maga.

Otras dos destacadas editoriales de tebeos fueron Exclusivas Gráficas Ricart (Barcelona,1953-1974) e Íbero Mundial de Ediciones (Barcelona, 1959 - 1988), la primera con series para chicos como Episodios de Corea, Selecciones de Guerra o Jorga, y para chicas las de Ardillita, Ave, Sentimental, Rosa, Gardenia Azul, Magnolia o Golondrina y la segunda, con Ángel Audaz, Zoltán el zíngaro o Alto Mando, destacando entre las de chicas Mary Noticias y Claro de Luna.

Junto a estas grandes editoriales, especialmente las primeras, surgirían otras más modestas o que dentro de su producción dedicaron menos espacio a estas publicaciones, pero que también contribuirían con sus cuadernillos a la demanda juvenil de este tipo de entretenimiento.

Entre ellas, la Editorial Rollán (Madrid, 1949-1974), Ediciones Cliper (Barcelona, 1958) la Editorial Creo (Valencia, 1958-1961), Marco (Barcelona, 1924-1968) o la Editorial Ferma (Barcelona, 1954-1979).

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