La venta ilegal de alimentos prolifera en torno a mercados y grandes superficies

  • Policía, vecinos y comerciantes detectan un auge de los vendedores ambulantes de comida: "Son habituales en mercados, centros comerciales y supermercados".
  • La mercancía, sobre todo frutas y verduras, aunque también hay productos envasados, "proceden generalmente del mercado negro o del hurto".
  • El Mercado Maravillas, el centro comercial La Vaguada o el paseo Alberto Palacios son algunos de los puntos donde se concentra esta actividad.
  • Por ejemplo, en Pedro Laborde (Vallecas) se llegan a juntar a diario hasta 60 vendedores, mientras que antes de la crisis solo había tres puestos.
Un puesto de vendedores ambulantes de alimentos en la calle Pedro Laborde, en el distrito de Puente de Vallecas.
Un puesto de vendedores ambulantes de alimentos en la calle Pedro Laborde, en el distrito de Puente de Vallecas.
JORGE PARÍS
Un puesto de vendedores ambulantes de alimentos en la calle Pedro Laborde, en el distrito de Puente de Vallecas.

El comercio ilegal ha crecido con la crisis. Cada vez son más los madrileños que acuden al top-manta para hacerse con la última superproducción de Hollywood o una prenda de ropa de marca falsificada. Pero también son cada vez más los que compran alimentos en plena calle, lo que ha provocado que hayan proliferado los vendedores ambulantes ilegales de alimentos, según han confirmado a 20minutos fuentes policiales, vecinos y comerciantes. "Se colocan en cualquier rincón pero lo más habitual es verlos en las inmediaciones de mercados, centros comerciales y supermercados, aunque sus itinerarios van cambiando", explican. Solo en los ocho primeros meses de 2014 se requisaron unos 13.500 kilos de productos perecederos que estaban puestos a la venta directa en la calle, según cifras aportadas por el área municipal de seguridad.

En sus improvisados puestos podemos encontrar sobre todo frutas y verduras que "proceden generalmente del mercado negro o del hurto". "Antes también iban a Mercamadrid y de los desechos seleccionaban lo que estaba en mejor estado para luego venderlo, pero eso está ahora más controlado", aseguran las mismas fuentes. En algunos casos hay productos envasados como embutidos, queso o latas de diferentes clases.

El control de esta actividad es una tarea muy complicada para la policía debido a que no disponen de medios suficientes y a que los vendedores tienen todo muy estudiado para que no les multen: "No podemos poner un policía en cada esquina. Además, tienen mecanismos para evitar las sanciones: suelen poner vigilantes para dar la voz de alarma, lo que llaman en el argot darse el agua". En los últimos tiempos también se ha producido un cambio en la forma de vender: "Ya no se ponen todos juntos en la misma zona. Se dispersan de forma individual o en grupos de dos para poder recoger y salir rápido", dicen funcionarios policiales.

La policía no dispone de datos exactos sobre el número de personas que actualmente se dedican a esta actividad. Sin embargo, estima que en Madrid capital "hay cientos de personas que venden estos productos perecederos" y que suelen encontrarse "más en los distritos de la periferia que en el centro". "Hay una demanda bestial. La gente compra incluso a la carta. Se trata de gente mayor que tiene una pensión pequeña y trata de ahorrar en todo lo que puede", asegura un comerciante de Puente de Vallecas. "Desde la llegada de la crisis ha ido a más. Es desesperante. Tenemos reuniones periódicas con la policía sobre este asunto pero no somos capaces de encontrar una solución", sostiene Francisco Pascual, presidente de la asociación de comerciantes de Villaverde.

El Mercado de Puente de Vallecas (Puente de Vallecas), el Mercado de Villa de Vallecas (Villa de Vallecas), el Mercado Maravillas (Tetuán), el centro comercial La Vaguada (Fuencarral-El Pardo), el entorno de la glorieta de Embajadores (Arganzuela) o el paseo Alberto Palacios (Villaverde) son algunos de los puntos concretos de la capital donde podemos observar con frecuencia esta actividad. También suele ser habitual verlos en los mercadillos de los domingos, mezclados con puestos legales o situados en calles adyacentes. Esto sucede, por ejemplo, en El Rastro o en el mercadillo de la Avenida de Asturias, cerca de Plaza de Castilla, como confirman comerciantes de ambas zonas.

Las estadísticas también confirman el aumento de este tipo de actividad ilícita. Según datos de la policía municipal, en 2014 se realizaron 14.300 intervenciones por infracciones alimentarias (se incluyen también datos de los llamados 'lateros'), un 28% más que en el mismo periodo del año anterior, cuando se registraron 11.146. La venta callejera de productos alimentarios sin autorización está prohibida por la ordenanza municipal de Venta Ambulante. Según esta norma, se considera una infracción grave "instalar puestos o ejercer la actividad sin autorización municipal". En estos casos, la multa puede ir de 150,26 a 1.202,02 euros.


Pedro Laborde: la arteria comercial del contrabando vallecano

"¡Un kilo de plátanos a un euro, a un euro, niña!", grita una mujer de mediana edad en una esquina de la calle vallecana Pedro Laborde, considerada como una de las arterias del contrabando en la capital. La gente se acerca con cuentagotas a comprar, mientras dos personas rastrean con la mirada ante la posible llegada de la policía. Estamos en pleno mes de enero, el frío achucha y eso se nota. Son pocos los puestos improvisados en esta calle, donde en apenas 300 metros se han llegado a concentrar más comerciantes ilegales que legales.

"Hay días que hay más cajas vacías de fruta y verduras procedentes de la venta de estas personas que de lo que sacan a la calle los comerciantes de la zona", afirma Víctor Miranda, presidente de los comerciantes de Pedro Laborde, que asegura que con la crisis estos puestos se han multiplicado: "Siempre ha habido dos o tres puestos, pero desde el 2007 se ha multiplicado. Algunos días puede haber entre 50 o 60 en la calle y sus alrededores, es tremendo. Y no solo venden de comida. También ropa, perfumes, desodorantes...". Miranda denuncia que no se trata de "dos o tres personas que se dedican al trapicheo sino que estamos hablando de clanes mafiosos que controlan la zona". "Aquí ha habido hasta tiros por el control de la calle", añade. Esta situación suelen generar continuos conflictos con los comerciantes que en lo general no van a mayores: "No solemos entrar al trapo para evitar la violencia".

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