El Loren, multado por tocar en la calle sin permiso: "Madrid me hace sentir como un delincuente"

  • Lorenzo Mena, 'El Loren', acumula cientos de euros en multas por mostrar su show de percusión con objetos reciclados en el centro de la capital.
  • El permiso para músicos callejeros de Madrid cumple un año en vigor.
  • 'El Loren' se va de su ciudad porque no le dejan expresarse con su ritmo.
  • Otros artistas lamentan que se deje escapar el talento y denuncian que la administración local está favoreciendo que "la música se muera en esta ciudad".
  • El Ayuntamiento prepara la segunda edición de las pruebas a músicos callejeros.
'El Loren', en una de sus últimas actuaciones en Madrid.
'El Loren', en una de sus últimas actuaciones en Madrid.
JORGE PARÍS
'El Loren', en una de sus últimas actuaciones en Madrid.

Baja por la calle Fuencarral arrastrando su carrito. A los pies de un comercio cerrado por la crisis despliega siete cubos de pintura vacíos, menaje variado  —sartenes, cazos, paellera, bandejas de horno— y una decena de baquetas, a cual más trillada. Empieza a calentar. Tchin, tchin, tchin, tchin, tchun, tchun. El soniquete capta la atención de los peatones al instante. Tchin, tchin, tchan, tchun. La peculiar batería y el ritmillo del músico saca sonrisas, bailoteos fugaces y los móviles de los bolsillos de los viandantes. También algún eurillo. Pero este soniquete alegre que proyectan las garras de uno de los artistas callejeros más reputados de Madrid tiene los días contados. 'El Loren' se marcha de su ciudad. Se exilia. Abandona.

Hace cinco años Lorenzo Mena (Madrid, 1980), apodado 'El Loren', dejó el último de los grupos de rock para los que tocaba la batería, quemado con el "mundillo" de la industria musical y con el "paripé" de los festivales. Se reconvirtió en compositor y artista callejero, que es como le gusta definirse. Recicló la idea de hacer percusión con objetos comunes, original de los negros de los ghetos de Brooklyn. Y quiso que la calle fuera su principal escenario. Los veranos, gira europea (Francia, Suiza, Italia...) y los inviernos en casa, en Madrid, donde cada fin de semana despliega su show ante corrillos de un público familiar muy entregado. La cosa fluía como a él le gusta, con buena onda, hasta que este invierno la vigilancia rigurosa del permiso municipal de músicos callejeros —para el que el Ayuntamiento organizó un polémico casting en diciembre de 2013— le ha supuesto la lluvia de multas y la obligación constante de irse con la música a otra parte.

"Me siento como un delincuente", describe precisamente al paso de un vehículo patrulla de municipales por esta céntrica vía peatonal. Los agentes pasan de largo sin siquiera mirarle. "Suele ocurrirme. Muchos me conocen bien y saben mi historia, que me dedico a esto. Que es mi vida. Otros vienen y me dicen: 'vete chaval que te voy a tener que multar', y los menos, pero ultimamente son más, me terminan multando". El músico, cuyos seguidores en redes sociales superan todavía en número a los euros que debe en multas, colgó la semana pasada un comunicado en Facebook anunciando su despedida: "En Madrid van a por mí, no me dejan tocar, me multan y me tratan mal. Les molesta mucho que una persona sola pueda congregar a tanta gente y ganarse la vida de esta manera, me ven sonreir y no lo soportan. Con lo cual me tengo que marchar".

Las reacciones de sus fans no se hicieron esperar. Las palabras de Isa sirven de ejemplo del sentir de la mayoría. Ella escribió: "me da una pena terrible. Pero mira... otros disfrutarán de tu arte. Lástima que vivamos en una ciudad tan paleta como bonita... Mucho ánimo!!!".

Decisión salomónica

A 'El Loren' nunca le gustó la fórmula de los exámenes municipales a la música callejera. "¿Quiénes son ellos (el Ayuntamiento) para decir quién es bueno y quién no lo es? Eso lo decide el público. Nadie que no guste a la gente se mantiene en la calle mucho tiempo", opina. Aun así —y a sabiendas de que la normativa prohibía explicitamente cualquier elemento de percusión— se presentó al casting municipal de 2013, convencido por otros artistas de que con él se haría una excepción. "Tuve que aguantar que a media actuación me hicieran dejar de tocar, para reprocharme que no supiera que la percusión estaba prohibida. Me despidieron diciendo que lo sentían mucho porque lo mío era de lo más original que había pasado por allí". Su mueca denota que esa herida sigue abierta.

Sin permiso, 'El Loren' ha continuado echándose a tocar a las calles del centro de Madrid cada fin de semana. "Porque es lo que hago, es mi vida". A pesar de las primeras y bravuconas acometidas de algunos grupos que sí habían recibido el placet municipal. "Son unos pocos, los mayores, los de siempre, pero yo no me dejo apabullar, porque la gente en la calle, como en la vida, te mide y si no te haces valer te echan", describe, no sin insistir en que la mayoría de artistas en la capital, "el 99%", se respeta mutuamente. Él se coloca casi siempre en la calle Fuencarral, un poco más arriba o un poco más abajo, donde va pudiendo. Sábados y domingos, tres horas por la mañana y tres por la tarde. "Al principio tenía conflicto con algunas vecinas, pero he aprendido a modular el volumen para no molestar y se han convertido en mis amigas", dice. Se siente víctima de una decisión política salomónica tomada demasiados años atrás para acabar con la concentración de tambores en el parque de El Retiro. Salomónica e injusta, a su juicio: "Más ruido hace alguna trompeta o las gaitas, por no hablar de las obras o los atascos".

Falta de oportunidades

Otros artistas han compartido el mensaje de despedida de El Loren en Facebook. Entre ellos, Laura, de Potato Omelette Band —el dúo que acudió al test municipal con una canción protesta contra las pruebas—, a quien le parece nefasta la noticia de la emigración forzosa de 'El Loren', del que destaca "su arte y su oficio"."Madrid pierde una notita más de color, además de ser una desgracia personal para un músico local que todos sabemos que vive de esto desde hace mucho tiempo, gracias a que la gente lo valora". La Potato Omelette Band fue una de las 300 propuestas que sí pasaron el corte del jurado, pero ellos, Gerardo y Laura, nunca fueron a recoger sus credenciales. "Y mira que nos han llamado veces los funcionarios de la Junta. Decidimos, junto a otras bandas, no ir nunca a por el carné". Eso hace que cada vez salgan menos a actuar a las calles de la capital. "Hemos tocado este año, sí, pero nos han echado siempre. Nos pongamos donde nos pongamos. En Fuencarral o en el Palacio Real, da lo mismo. Los policías saben de sobra quiénes somos, pero nos piden el permiso y, como no lo llevamos encima, nos invitan a marcharnos". Laura denuncia que a esta administración local "no le importa nada la cultura, el arte y la diversión". Su banda pergeña un plan para hacer suficiente ruido en época preelectoral como para visibilizar la falta de oportunidades de los músicos madrileños ante las dificultades para tocar en la calle y la escasez de locales de directos.

"Es una pena, nosotros que tocamos por toda España y por toda Europa que desgraciadamente no podamos tocar en Madrid porque nos arrisgamos a una multa", concluye Laura.  Ella, desde que se exige autorización municipal para tocar, ve a la capital mucho más triste y aburrida, con los mismos músicos en los mismos emplazamientos todo el año. "O alguien hace algo, o se muere la música en esta ciudad", advierte.

Los planes de 'El Loren' pasan por esperar un mes, tal vez dos, a que pase el frío y poder tirar dirección norte, en su furgoneta/casa rodante. "De Burgos para arriba todo es diferente. Salvo Barcelona, donde además de multarte te quitan el instrumento, o Santiago, que copió la idea de las pruebas de Madrid, en el resto de lugares puedes actuar siempre que no molestes". En esas otras ciudades que no son la suya tal vez no tenga que buscar las palabras que tanto le cuesta encontrar para explicar a esos cinco niños del público, que parecen tan afectados, por qué debe parar abruptamente el espectáculo cuando una pareja de uniforme le saca la libreta.

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