Dos agentes de la Guardia Civil indicaron hoy ante el tribunal que la investigación sobre el cruce de llamadas entre la acusada Carmen Toro y otros teléfonos plantea dudas sobre la versión ofrecida por la procesada de que las comunicaciones incriminatorias fueron realizadas desde su móvil por su entonces marido José Emilio Suárez Trashorras y no por ella.
Los agentes ofrecieron como ejemplo la comprobación de la cadencia de llamadas efectuadas desde el móvil de Carmen Toro el día 5 de enero de 2004 coincidiendo con el viaje realizado por el acusado Sergio Alvárez a Madrid para la entrega de dinamita a la célula terrorista.
El móvil de Carmen Toro
Según indicaron los dos responsables de la elaboración de un informe pericial sobre intercambios de llamadas entre miembros de la célula e imputados asturianos, durante aquella jornada, que coincidía con un periodo de tiempo en que Suárez Trashorras y su cuñado Antonio Toro "no se hablaban" se realizaron desde el móvil de Carmen Toro llamadas tanto a su hermano como a Sergio Alvarez.
La acusada se encontraba en su puesto de trabajo coincidiendo con las comunicaciones lo cual plantea según los peritos dos posibles teorías o bien que Carmen Toro realizara desde su empleo llamadas de control a Amocachi o que las realizara Suárez Trashorras, lo que desmentiría que no se encontraba en buenas relaciones con su cuñado.
Además, a preguntas de una de las acusaciones populares los expertos precisaron que el ex minero solía efectuar todas sus llamadas o bien desde teléfonos prepago o bien desde cabinas teléfonicas por lo cual los números se le han atribuido en la investigación al detectar "determinados patrones de comportamiento" que indicarían que le correspondían a él.
Habituales prevenciones
"De Emilio Suárez Trashorras hemos determinado que usa muchas medidas de seguridad a la hora de utilizar el teléfono, pero comete la torpeza de utilizar muchas veces el único teléfono asociado a su mujer [...], no nos cuadra", ha asegurado el guardia civil.
Así, destacaron que resultaría raro que el acusado se saltara sus habituales prevenciones para evitar dejar pistas de sus comunicaciones y utilizara el móvil de su mujer que sí dejaba rastro. Este hecho podría reforzar la convicción de que era la propia Carmen Toro la que realizaba las llamadas registradas desde su teléfono.
Los peritos añadieron que desde los teléfonos atribuidos a Suárez Trashorras se realizaron diversos contactos con componentes de la célula de Morata de Tajuña, principalmente con Jamal Ahmidan el Chino. Se detectaron también contactos con el entorno habitual del ex minero, entre ellos llamadas al acusado Raúl González Peláez.
El móvil de Carmen Toro realizó también llamadas a este último acusado y a Jamal Ahmidan en el periodo correspondiente a los primeros meses del año 2004.
Teléfonos prestados
No obstante, los expertos advirtieron que varios de los acusados han alegado que Suárez Trashorras les pedía en ocasiones su teléfono para llamar al Chino. Así, además de las llamadas desde el móvil de Carmen Toro hay otras registradas desde los teléfonos de los acusados Iván Granados y Javier González Díaz el Dinamita.
En cuanto a las llamadas realizadas desde móviles atribuidos al Chino además de contactar con teléfonos atribuidos al ex minero quedaron registradas una llamada realizada por el árabe al Dinamita y varias al menor acusado de colaborar en el transporte de explosivos, conocido como el Gitanillo.
Los peritos indicaron que consta también una llamada del suicida Serhane Ben Abdelmajid Fakhet alias el Tunecino a un número atribuido a Suárez Trashorras.
Concretaron que según los cruces telefónicos fue Carmen Toro quien informó a su marido de que se habían producido los atentados el 11 de marzo ya que constan tres llamadas realizadas a partir de las 8:41 de la mañana.
El perito ha asegurado que Rachid Aglif y Rafá Zouhier eran los engranajes de ambos mundo: "El del radical islámico y el del trapicheo".
Complicada orografía
El perito ha iniciado su declaración hablando de la mina Conchita, de donde se obtuvieron presuntamente los explosivos.
"La orografía de mina Conchita era muy complicada, lo que se agravó la noche en la que se robó el explosivo por culpa de la nieve y la falta de luz".
El perito, quien se ha apoyado en un amplio reportaje de fotos y vídeo, ha explicado que era necesario conocer la zona para realizar el robo y que, aún así, había que hacer un "esfuerzo titánico" para transportar los explosivos por una zona tan escarpada.
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