Dormir bien es la guinda a un estilo de vida saludable. Dormir, y dormir bien, es básico para nuestra salud. Un factor fundamental para lograr descansar correctamente es disponer de un espacio apropiado para dormir. En el blog de Fotocasa se hacen eco de los consejos Vivienda saludable para tener un dormitorio perfecto.
La temperatura
La temperatura ambiente no debería ser muy alta: entre 18 y 22 grados. El frío o el calor excesivo pueden provocar ‘microdespertares’ que alteran el ritmo normal del sueño. No obstante, el frío siempre es más saludable que el calor.
La humedad
Lo ideal es que la humedad esté entre el 50% y 70%. Hay que evitar el ambiente seco, que reseca la boca y dificulta la respiración y, para ello, los humidificadores son un buen aliado. También es conveniente evitar las plantas en la habitación, que absorben el oxígeno y pueden provocar alergias, así como la moqueta y los tejidos sintéticos, que absorben el polvo.
La ventilación
Es importante mantener una correcta renovación del aire en el dormitorio, ventilándolo a diario un mínimo de 10 minutos. Se deben evitar las corrientes de aire fuertes y directas.
Dispositivos electrónicos
Las lámparas, los cables y los enchufes cercanos a la cama pueden crear campos electromagnéticos que alteran el sueño. Lo ideal es alejar estos aparatos de la cama y, si es posible, desconectarlos antes de acostarse.
La luz
Cuanto más oscura esté la habitación para dormir, mejor. La luz artificial, sobre todo, interfiere mucho en el sueño, haciéndolo más ligero, menos profundo y que las personas se despierten con más frecuencia.
El ruido
Como es de suponer, el exceso de ruido tiene consecuencias nefastas en el sueño. Aparte de impedir conciliarlo con facilidad, afecta sobre todo a capacidad de alcanzar las fases más profundas del sueño. Instalar unas buenas ventanas en la vivienda nos ayudará a mantener nuestro dormitorio aislado de los ruidos.
Y la cama
La cama ha de ser silenciosa y rígida, pero no dura. Además, muchos expertos coinciden en que se mejora la calidad del sueño cuando el cabecero está orientado al norte y el pie de la cama al sur. El colchón debe absorber la transpiración, evitar la dispersión de calor, sostener el cuerpo de un modo correcto de manera que se adapte a la anatomía de la columna vertebral y, además, debe ser higiénico.
La almohada es fundamental para mantener la cabeza en posición natural mientras dormimos. Si se duerme sin ella, la nuca se inclina hacia atrás y las vértebras cervicales se oprimen excesivamente. Tampoco se debe dormir con una almohada demasiado gruesa ya que inclina la cabeza hacia delante y obliga a las vértebras a estirarse demasiado. Lo mejor es usar una almohada más bien baja, y no demasiado blanda, que mantenga la cabeza en línea con el cuello.
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