Algunas instituciones mantienen costumbres que pueden parecer obsoletas en pleno siglo XXI. El Ejército aún prohíbe que en sus residencias militares pernocten parejas que no hayan formalizado su relación; es decir, que no estén casadas o que no sean uniones de hecho.

María Dolores (nombre ficticio), 45 años, y su novio, teniente coronel del Ejército de Tierra, dicen que se sintieron "como los protagonistas de la serie Cuéntame" cuando llamaron desde Madrid, donde trabajan ambos, a la residencia militar de Badajoz para reservar una habitación una noche para un viaje de placer. Les pidieron el libro de familia y les dijeron "que bajo ningún concepto se podían alojar parejas no legalizadas".

Ni se dignó a ponerse al teléfono

"Mi compañero intentó ponerse en contacto con un coronel pero éste ni se dignó ponerse al teléfono", se queja indignada María Dolores. Ella y su novio, militar de profesión, llevan nueve años viviendo junto con dos hijas –una de ella y otra de él de anteriores relaciones.

"El requisito de ser esposa, marido o pareja de hecho del militar para hospedarse en estas residencias forma parte de la normativa del Ejército", aseguran a 20 minutos en la Dirección de Asistencia al Personal de las Fuerzas Armadas (DIAPER). Sin embargo, durante los casi diez años que llevan juntos, "hemos dormido en otras residencias y nunca nos han pedido la documentación ni hemos tenido problemas".

Por ello, María Dolores cuenta su experiencia «para que sirva para modernizar al Ejército. Todavía quedan muchos fósiles», asevera.

Cuatro tipos de alojamientos

Las residencias militares, repartidas por toda España, son exclusivas para los miembros del Ejército. Existen cuatro tipos, las de acción social de estudiantes, los patronatos militares (realizan cursos), las de descanso y las logísticas.