La dieta de los españoles sigue desequilibrada pese a que ha disminuido la ingesta de calorías

  • La ingesta media de calorías se sitúa en 1.820 kilocalorías al día, frente a las 3.008 kilocalorías al día en 1964 o las 2.609 de 2010.
  • Aún consumimos más grasas y proteínas y menos hidratos de lo recomendado.
  • De todos los grupos de edad, sólo los niños de 9 y 12 años tienen una ingesta de energía media acorde con lo recomendado para su edad.
Dos personas comiendo de menú en un restaurante en Madrid.
Dos personas comiendo de menú en un restaurante en Madrid.
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Dos personas comiendo de menú en un restaurante en Madrid.

Seguimos comiendo mal. Menos calorías, sí, pero aún demasiadas grasas y proteínas; y en cambio nos siguen faltando hidratos de carbono. El estudio científico ANIBES (Antropometría e ingesta y Balance Energético en España) de la Fundación Española de la Nutrición (FEN) confirma que la ingesta media de calorías está disminuyendo pese a lo cual existe un desequilibrio en el perfil calórico, con un excesivo consumo de grasas y proteínas mientras el de hidratos de carbono es más bajo del recomendado.

Realizada sobre 2.000 personas de 9 a 75 años, se trata de la primera investigación a nivel nacional e internacional que evalúa no sólo la ingesta, sino también el gasto energético en España, además de los hábitos alimentarios, los datos antropométricos y los patrones de actividad física en una muestra representativa de la población de nuestro país.

Así, según la investigación la ingesta media de calorías se sitúa en 1.820 kilocalorías al día, frente a las 3.008 kilocalorías al día en 1964 o las 2.609 de 2010. Sin embargo, el perfil calórico de la población española refleja "cierto desequilibio" ya que hay un excesivo consumo de grasas y proteínas, al tiempo que la ingesta de hidratos de carbono es menor a la recomendada.

El estudio revela que el 85% total de la energía total de la dieta proviene de la ingesta de pan, aceite de oliva, carnes, bollería y pastelería, embutidos y otros productos cárnicos, leche, fruta, platos precocinados, verduras y hortalizas, granos y harinas, pescados y mariscos, pasta, quesos, legumbres, yogur y leches fermentadas, bebidas de baja graduación alcohólica y huevos.

El 15% restante procede de refrescos con azúcar, chocolates, otros lácteos, otros aceites, zumos y néctares, salsas y condimentos, mantequilla, margarinas y mantecas, cereales, azúcar, cereales de desayuno y barritas de cereales, aperitivos, mermeladas, otras bebidas con alcohol, cafés e infusiones, bebidas de alta graduación, vísceras y despojos, refrescos sin azúcar y agua.

En este sentido, el profesor Gregorio Varela-Moreiras, presidente de la FEN y catedrático de nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo de Madrid, ha señalado que "conocer con exactitud los hábitos alimentarios y de actividad física reales de la población permitirá establecer en el futuro recomendaciones, así como guías alimentarias y de hábitos y estilos de vida más ajustados a la realidad y más eficaces en la prevención del sobrepeso y la obesidad".

A su juicio, al comprender el concepto de balance energético, es decir, la importancia de ingerir la misma cantidad de energía que la que se gasta a través de la actividad física, el metabolismo basal en reposo y el efecto térmico de los alimentos, se cuenta ya con uno de los factores más importantes para controlar el sobrepeso y prevenir la obesidad.

Así, ANIBES ha analizado la ingesta de energía y patrones alimentarios según la edad y el sexo de la población y, según el profesor Varela, sólo el grupo de niños y niñas de 9 y 12 años tienen una ingesta de energía media acorde con lo recomendado para su edad. "El resto de los grupos de edad se encuentran por debajo de la media recomendada", asegura: los varones adolescentes sólo alcanzan el 85% de la recomendación media; los adultos el 89,6% y los hombres mayores el 85%, mientras entre las mujeres la adolescentes cumplen al 85%, las adultas en un 92,3% y las mayores un 90,1%.

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