Los niños de El Gallinero viven entre ratas, violencia y basura

  • Save The Children y la Universidad Pontificia Comillas denuncian en un informe la situación de vulnerabilidad de casi 300 menores.
  • Han pedido al Ayuntamiento de Madrid que detenga los derribos y establezca una moratoria hasta que se logre una solución definitiva.
  • "La experiencia más traumática para los niños son los derribos", afirma la abogada Patricia Fernández.
  • El Gallinero es uno de los puntos de España con peores condiciones de vida para la infancia: "Estos niños son héroes".
Dos niños jugando con un cubo de basura en el poblado de El Gallinero.
Dos niños jugando con un cubo de basura en el poblado de El Gallinero.
JORGE PARÍS
Dos niños jugando con un cubo de basura en el poblado de El Gallinero.

Sammi tiene 14 años. Nació en Rumanía y desde los cinco vive en Madrid. Su hogar en la capital está en El Gallinero, el enclave chabolista de gitanos de origen rumano situado a 12 kilómetros del centro. Junto a sus diez hermanos convive a diario con las ratas, la basura y la carencia de suministros básicos en lo que se pueden calificar de infravivienda. "Me gustaría vivir en un piso normal", afirma. Su familia subsiste gracias a las ayudas sociales y al dinero que llevan sus padres a casa: "Mi madre ejerce la mendicidad y mi padre trabaja en la chatarra". "Lo más duro es el frío. En invierno dormimos todos juntos", asegura a 20minutos.

La situación de vulnerabilidad y de violación de derechos a la que se enfrentan a diario los casi 300 niños que viven en El Gallinero, uno de los puntos de España con peor condiciones de vida para la infancia, ha sido denunciada este martes en el informe Los derechos humanos también son cosa de niños. La situación de la infancia en El Gallinero, elaborado por la ONG Save The Children y la Universidad Pontificia Comillas, que han pedido al Ayuntamiento de Madrid que detenga los derribos de manera inmediata y establezca una moratoria hasta que se logre una solución definitiva.

También han solicitado al Consistorio que elabore un plan de intervención social que tenga en cuenta a la población y las organizaciones sociales que trabajan con ellos, y asegure, entre otras cosas, el empadronamiento de la población residente y elimine las trabas administrativas para la obtención de ayudas sociales.

El documento explica con detalle la realidad que sufren estos niños de etnia gitana: viviendas precarias, graves deficiencias en el acceso a la luz (se obtiene con enganches directos a las torres de la luz) y el agua (solo existe una fuente), falta de saneamiento, de higiene, de protección contra la violencia, ausencia de ayudas sociales, imposibilidad de contar con espacios adecuados de ocio y descanso...

"La experiencia más traumática para los niños son los derribos. Las intervenciones policiales les generan a los niños mucha angustia y miedo", denuncia la abogada Patricia Fernández. "Estos niños son héroes. Siguen sonriendo pese a que ven con frecuencia que los derechos de sus padres son pisoteados", añade.

"Para ellos es terrible ver la destrucción de sus casas", corrobora Paco Pascual, voluntario de la parroquia de Santo Domingo de la Calzada y una de las personas más queridas por los habitantes del poblado.

"Que te saquen de tu casa y la destruyan es lo peor que te puede pasar. Todos queremos salir de aquí y llevar una vida normal, aunque sabemos que tenemos muchas más dificultades que otros niños", dice Florin, de 12 años, cuya ilusión es ser cocinero.

Políticas de integración ficticias

Pese a todas las dificultades, Pascual destaca el gran logro que ha supuesto la escolarización de los niños. "Hemos dado un primer paso importante", sostiene. Según el Ayuntamiento de Madrid hay 42 niños y niñas matriculados en Educación Infantil, 91 en Primaria y 14 en Secundaria. Un total de 147 en 23 centros educativos de los distritos de Villa de Vallecas y Moratalaz. Para los niños de 0 a 3 años no existe programa específico.

"Estas políticas de integración que vende el Ayuntamiento no son tales. Por ejemplo, sacan a los niños de El Gallinero una hora antes del colegio para llevarlos al poblado. Luego, el autobús vuelve para hacer su ruta normal. Tampoco les dejan jugar al fútbol con el resto. Los equipos de El Gallinero solo pueden jugar entre ellos. Esto se llama exclusión", critica Patricia Fernández.

Botella tiene un plan

Por su parte, el coordinador del Área de Gobierno, Familia y Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid, Carlos Martínez Serrano, ha señalado este martes que el Consistorio lleva muchos años trabajando en el poblado y que ya tiene un plan en marcha. Serrano ha abogado por reintroducir en la sociedad a las familias a través de pisos y ayudas y erradicar el asentamiento chabolista. También ha respaldado los derribos, porque "el Ayuntamiento tiene que cumplir la Ley".

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