En cuanto a lo prometido, la economía es uno de los retos a los que se enfrenta el nuevo presidente, que intentará recuperar el poder adquisitivo de los franceses, y entre otras medidas, obligará a pagar las horas extra.

«Quiero una Francia de propietarios», aseguró en el debate frente a su rival, poniendo como ejemplo a España. Para ello, Sarkozy quiere articular una serie de propuestas para que las viviendas puedan adquirirse a precios  más asequibles.

Mano dura

Para cumplir los puntos de su campaña, Sarkozy prepara ya su gobierno, con François Fillion, antiguo ministro de Asuntos Sociales y Educación, como probable primer ministro. Además, quiere desarrollar todos sus proyectos a través de conferencias con agentes sociales para evitar las protestas.

Sin embargo, los disturbios no se hicieron esperar, y en la noche de las elecciones del domingo, las protestas contra Sarkozy se saldaron con 592 personas detenidas y 730 coches quemados en diferentes ciudades francesas.Por otro lado, la candidata socialista, Ségolène Royal, con el 50,4%, obtuvo más votos entre los franceses residentes en España que Nicolas Sarkozy, con el 49,5%.

Lo que prometió

Delincuencia: Rebajar la edad penal de los 18 a los 16 años y endurecer las penas de reincidentes.

Educación: Reformar la universidad, institución contestataria por excelencia.

Inmigración: Endurecer los requisitos para el trámite de la reagrupación familiar.

Impuestos: Rebajar o eliminar impuestos, como el de sucesiones.

Salarios: Que los trabajadores cobren las horas extra para impulsar su poder adquisitivo.

Europa: Defensa de la creación de un tratado simplificado frente a la Constitución Europea.

Un nuevo eje en la UE

Juan Carlos Jiménez Redondo, profesor del instituto de la democracia del CEU.

La elección de Nicolas Sarkozy como presidente de Francia supone un cambio significativo ya que entre sus valores se encuentra el impulso de  la autonomía del individuo frente a la idea del Estado como centro de su antecesor, Jacques Chirac. En cuanto a la relación con España, puede surgir un problema de sintonía entre Sarkozy y José Luis Rodríguez Zapatero al tener ambos una ideología opuesta: el primero, conservadora y el segundo, socialista. Además, existe el riesgo de que España se quede fuera de un nuevo eje conservador europeo que formarían Francia, con Sarkozy; Alemania, con Angela Merkel, y Reino Unido, con el gobierno laborista.