Arlene Gottfried empezó a retratar la extrañeza cotidiana de Nueva York porque la extrañeza no era una excepción. Al contrario, era común y frecuente y la rodeaba con naturalidad. La situación ha cambiado y "ya no existen" las peculiaridades que hacían de la ciudad una metrópoli poblada por heterodoxos, alocados, divertidos y otros seres que entendían la vida como un ejercicio de funambulismo con el destino. Nueva York ahora, dice, es "vulgar" y "se parece a cualquier otra ciudad del mundo".
Nacida en Brooklyn (no quiere revelar la fecha) cuando el barrio era una olla de inmigrantes donde el guiso contenía elementos italianos, africanos y caribeños, Gottfried empezó a tomar fotos cuando hacia pellas en el instituto e imaginó que sería interesante elaborar un diario visual de las personas que hacían única a la ciudad y la llenaban de vida y sorpresa.
Visiones frescas y vigorizantes
Lleva cuatro décadas coleccionando imágenes de tipos raros, momentos sobrecogedores y gente absurda, única y extraordinaria. Una antología de su trabajo, una de las visiones más frescas y vigorizantes del ambiente neoyorquino durante las décadas de los años setenta y ochenta, se expone en Sometimes Overwhelming (A veces irresistible), en la galería Daniel Cooney hasta el 20 de diciembre.
La exposición demuestra, sobre todo, el amor incondicional de la fotógrafa por la ciudad y sus más llamativos habitantes, los personajes outsiders y ajenos a la normalidad que en algún momento de la historia de la segunda mitad del siglo XX hicieron de Nueva York la ciudad más rara y extraordinaria del mundo. "No creo que mis retratos sean de freaks. Porque si ellos son freaks yo también lo soy", declara con orgullo Gottfried en una entrevista en Vulture.
Respeto y reverencia por todos
Una anciana saltando a la comba, una mujer mostrando los pechos a la cámara y rodeada de perros apadrinados, un judío ortodoxo posando sin drama al lado de un culturista que practica el nudismo, una pareja durante el calentamiento previo al sexo en un área de cesped en medio de la autopista, un niño disfrazado a la perfección de un miembro del grupo Kiss... El ojo de Gottfried está siempre abierto a lo notable y, lo más importante, retrata a cada persona como si se tratase de un noble: con enorme respeto y reverencia.
Una de las grandes poetas de las calles de Nueva York, Gottfried se siente en la necesidad de retratar todo aquello que le dice algo. "Hago fotos a lo que me habla, sea de la forma que sea. Hay cosas y situaciones que me susurran algo y quiero retenerlas", dice. La naturalidad con que los modelos posan ante ella, supone, debe estar relacionada con su aspecto de mujer normal ("suelen decirme que parezco de todo menos una fotógrafa") y con una cualidad de la que está especialmente orgullosa: "Me siento como en casa en cualquier lugar".
'Orgullosa de haber estado allí'
Aunque sufre de nostalgia y algo de rabia por la pérdida de identidad de Nueva York, le queda el gusto de haber conservado lo que una vez fue la "verdadera identidad" de la ciudad. En Sometimes Overwhelming, añade, está su vida: "Es mi propia existencia lo que muestro. He sido testigo de situaciones felices, tristes, de cambios en el ambiente, de actitudes que nunca regresarán... Tener constancia de esos momentos memorables hace que me sienta feliz. Eso es todo el sentido que tienen mis fotos: me siento orgullosa de haber estado allí".
Gottfried también es una cualificada cantante de gospel desde hace muchos años. Algunas de sus canciones pueden ser escuchadas en una sección de su página web.
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