Huisa y López, que están en Asia desde mediados de abril, llevan tres días en el campo base, situado a 5.000 metros de altura, recuperando fuerzas de cara a la ascensión final, prevista para finales de este mes. «Estamos algo desmoralizados porque no hemos logrado llegar al campo I ( a 7.000 metros), pero lo cierto es que llevábamos varios días tocados, sobre todo yo, con diarrea, dolor de cabeza y tos», asegura a 20 minutos Juan Antonio Huisa.
«Tengo grandes problemas de insomnio, mientras que otros duermen plácidamente, y estoy preocupado porque al tragar, ya sea comiendo o bebiendo, me duele el pecho. En definitiva, la altura esta haciendo mella y no se hasta dónde», continúa Huisa.
Sin duda, la precaria alimentación es uno de los factores que influyen en el malestar que sufre Huisa. «La comida aquí es difícil de explicar, prácticamente nos obligamos a comer para sobrevivir», dice el sevillano. Y añade: «La escasa variedad, unida al intenso sabor picante de las especies, hace que comer sea una odisea». Pero a lo que más temor tienen es «a no ser capaces de aguantar la altura». «Esperemos no ser evacuados con oxígeno», explica Huisa, que desea llegar con éxito a Sevilla el 5 de junio.
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