De famosos admirados y aplaudidos a presos condenados: uno por homicidio imprudente y la otra por blanqueo de dinero. Sí, se trata de José Ortega Cano e Isabel Pantoja que han pasado de las páginas rosas a las de actualidad.

La mayor preocupación de la cantante, en la prisión de Alcalá de Guadaíra desde el pasado 21 de noviembre, eran y son sus hijos, por lo que pidió a su hermano Agustín, antes de entrar, que los cuidara y atendiera. Y por si fuera poco, ha atado bien los cabos encargando a la abogada de Kiko y Chabelita que los llame a diario.

La segunda persona famosa española en entrar en prisión en estos últimos meses comparte ciertas similitudes con el torero Ortega Cano, quizá la fundamental sea que ambos han querido desde el principio adaptarse a prisión.

El torero lo ha logrado, o así lo afirman. De hecho este verano dio una charla de toreo a sus compañeros presos.

Tampoco Pantoja quiere desperdiciar lo que sabe, y se rumorea que uno de sus deseos es montar un coro en la cárcel. Pero pese a que a su llegada saludó a todas sus nuevas compañeras, una a una, con dos besos, parece ser que el inicio de su condena ha sido accidentado y se ha visto envuelta en un altercado con dos presas que la acusaron de que su celda estaba más limpia que las de las demás.

Donde sí existe diferencia es en el tema indulto: Ortega sí lo pidió (le fue denegado el pasado julio) mientras ella ha decidido no hacerlo y cumplir la condena.

Dicen de la tonadillera que duerme poco, fuma mucho y está extremadamente delgada (podría pesar sólo 49 kilos). Él, en cambio, se ve obligado a cuidar bastante su delicado estado físico: va a diario al gimnasio de la cárcel de Zuera (la eligió porque el equipo médico era bueno y el despacho de su defensa está en Zaragoza).

Otra rutina que no se salta Cano es la misa de los domingos, aseguran que desde que entró en la cárcel no ha dejado de asistir a ninguna.

Ni uno ni otra han gozado tampoco de celdas especiales ni favores especiales (al menos según sostienen desde Instituciones Penitenciarias), y aunque ella esté con una presa de confianza, su celda se cierra igual que las de las demás reclusas a las ocho de la noche. La supuesta claustrofobia de la cantante no ha impedido esta medida, que es la misma para todas las reclusas.

En su intento de aparentar y así conseguir la normalidad o al menos toda la posible en su situación parece que Isabel Pantoja se comporta con humildad con las demás, al igual que Ortega Cano.

Algunas presas incluso se emocionaron y lloraron al ser saludadas por Pantoja, quien a su vez tras toda la tensión acumulada acabó también, según parece, llorando en su celda a causa de la lógica ansiedad producida por la entrada en prisión.

Aunque hace poco que ha entrado en la cárcel ya tiene como una más su propia labor: limpiar el comedor.  Parece que además podría estar pensando en escribir un libro sobre su vida en la cárcel y que ya habría editorial dispuesta a publicarlo.

Ingreso. La tonadillera entró en la cárcel el pasado 21 de noviembre; el torero, el 23 de abril de este mismo año.

Motivo. La cantante ha sido condenada por blanqueo de dinero mientras que el torero la cumple por homicidio imprudente y conducción temeraria.

Condena. Isabel Pantoja tendrá que pasar dos años en prisión; Ortega Cano, dos años, seis meses y un día.

Indulto. Cano lo pidió y le fue denegado el pasado mes de julio mientras que ella ha decidido no pedirlo y asumir la condena.

Familia. Ambos han sido apoyados por sus familiares directos. En el caso del torero, Ana María Aldón, madre de su hijo pequeño, que le acompañó hasta la prisión de Zuera y se quedó en el coche con su niño, sin poder contener las lágrimas, no ha dejado de visitar al torero los fines de semana. Tampoco la artista se ha quedado sin el apoyo de los suyos: Kiko Rivera ha querido agradecer a través de Twitter el apoyo y ha llegado incluso a disculparse: "por si alguna vez salgo de mis casillas, soy humano".