La Audiencia de Girona ha juzgado este martes al exjefe de Urgencias del Hospital Santa Caterina de Salt (Girona) Josep C.M., acusado de abusar sexualmente de cinco pacientes entre 2008 y 2010. La Fiscalía pide que se le condene a 18 años de cárcel por cinco delitos de abusos sexuales, una indemnización de más de 26.000 euros y que se le inhabilite como médico, mientras que su defensa pide su absolución.

Durante el juicio, las pacientes han relatado, algunas entre lágrimas, los tocamientos, besos y comentarios lascivos que presuntamente les hizo el acusado, quien les exploró partes íntimas aunque no era necesario tanto en el servicio de Urgencias como en las consultas de los ambulatorios de Cellera de Ter y Anglès (Girona). "Fui porque me dolía la cadera y esto no tiene nada que ver con tocarme los pechos o el pubis", ha explicado una de ellas.

El primer caso ocurrió en octubre 2008, cuando el acusado examinó a una paciente en Urgencias por dolor en la cadera, pues se había lesionado durante un partido de futbol, y "el acusado le subió la camiseta, le tocó la zona abdominal al tiempo que le decía: estás muy buena para echar un buen polvo". Emocionada, ha relatado como el facultativo le recetó unas pastillas porque "tenía que ponerse buena para poder follar", y como días más tarde la llamó por teléfono y le propuso mantener relaciones sexuales.

La segunda víctima le denunció después de que en enero de 2009 acudió a un ambulatorio porque le dolía la cintura, y le tocó los genitales. "Estaba muy nerviosa porque, en ningún caso, un ginecólogo no te toca de este modo", ha relatado la víctima, quien, como otras, no pudo reaccionar a causa del nerviosismo y el estupor. La tercera víctima, en cambio, sí logró pararle los pies cuando acudió a la consulta en junio de ese mismo año por un dolor de espalda y le tocó los pechos.

A la cuarta denunciante también le tocó los pechos cuando había acudido por sangrados vaginales. "Empezó como si palpara, pero después abrió la mano y me pellizcó un pezón", ha relatado la víctima, a quien el acusado envió posteriormente un mensaje de texto para proponerle mantener relaciones sexuales. La última de las víctimas acudió para un frotis vaginal, y la masturbó y logró que se desvistiera de nuevo porque le había visto "una mancha al culo". "Me sentí humillada, avergonzada, no tengo palabras para explicarlo", ha relatado.

El entonces responsable de recursos humanos del Instituto de Asistencia Sanitaria (IAS) de Girona —del que dependen el Hospital Santa Caterina—, Xavier Sanllehí, ha explicado que tras estudiar varias denuncias y recibir quejas de varias enfermeras —algunas pidieron explícitamente no trabajar con él por sus "conductas claramente sexuales"—, le despidieron de forma fulminante por "mala praxis".