Nueva promesa de la ilustración y de los dibujos en nuestro país, Martutxa Casares se ha criado a caballo entre Madrid y Altea (Alicante). Su nombre artístico es Martutxa, y nos cuenta el motivo: "En mi familia, Marta es como el nombre serio para cuando me regañan y Martutxa es como me suelen llamar. De cara a a hablar con el público, se me hace más cómodo que me llamen Martutxa".

Hace seis años decidió que tenía que cambiar su vida, y dejó de trabajar para una empresa de eventos porque es "muy impaciente y quería algo más directo". Entonces empezó a impartir talleres de creatividad y de cuentos para niños, y también a realizar trabajos para decoración de interiores. Así surgió Martutxa, la ilustradora y diseñadora.

Afirma que dibuja "un poco de todo", pero siempre intenta seguir una línea que sea su estilo aunque al final, confiesa, "la idea del cliente es la que manda". Su inspiración principal está en la costa, "desde pequeñita voy al mar, a Altea, que es un pueblo de artesanos donde paso casi la mitad del año". Allí disfruta del mar y de la naturaleza. Pero también coge ideas de las cosas que le pasan, porque siempre lleva un cuaderno encima donde cuenta todo como si fuera un diario: "Es una forma de expresarme".

Cuando empieza a dibujar le sale solo: "Me levanto y lo primero que hago es ver doscientas mil imágenes, fotografías que me gustan, cosas del verano... y entonces se conectan las ideas, se me despierta algo". Martutxa dice que solo necesita un Pilot, un portaminas y una goma de borrar para ponerse a crear y luego, o lo pasa a digital o a acuarela o acrílico, aunque asegura que ahora intenta "mezclar estas tres técnicas".

Se tituló en ilustración, publicidad y diseño gráfico y cursó un máster de 3D. "Me llamaba muchísimo la atención que los personajes y los ambientes cobraran vida, pero tardaba una eternidad en hacer un ojo... y soy muy impaciente". Sin descartar que en algún momento se dedique al mundo tridimensional, nos confiesa que siempre prefiere lo que está hecho a mano: "Soy muy fan de los artesanos y creo que las cosas hechas con cariño y con cuidado valen más".

No recuerda su primer dibujo, pero sabe que sus padres guardan muchos. "Plástica, artística y música eran las únicas asignaturas que se me daban bien", recuerda. Siente que las clases a niños le aportan mucho: "Cuando salgo tengo doce mil nuevas ideas".

Para ella, el arte es "la expresión que sale de dentro, el mundo más íntimo". Y nos da algunos consejos para los que están empezando en esta disciplina: "Que se apoyen en la gente que cuida el arte y a los artistas y no en quienes intentan tirarte al suelo". Cuando le preguntamos sobre la situación de la cultura en España, responde que "se cuida poco y mal, no por la gente en general sino más por las altas esferas". "En mi opinión, se debería potenciar más, sobre todo desde el colegio", concluye.

Tiene previsto publicar dos libros, Manual para pequeños pájaros y Cuaderno de bitácora, con los que le gustaría "inspirar a los niños para que cuiden su mundo". También acaba de terminar unas ilustraciones para un club de fumadores en Sevilla y ha diseñado unas carcasas para móviles. Está preparando una exposición, prevista para el 29 de enero en Madrid (Siroco), que se llamará Volar lo es todo; en ella mostrará sus dibujos y algunas piedras de Altea pintadas por ella y después irá a otras salas. Por si fuera poco, todavía tiene algo más en mente: "Me gustaría mucho ilustrar ropa".