Nadal, el rey de las superficies

Nadal y Federer en la batalla de superficies
Nadal y Federer en la batalla de superficies
REUTERS/Dani Cardona
Nadal y Federer en la batalla de superficies

Rafa Nadal, número dos del mundo, superó a Roger Federer, el número uno, por 7-5, 6-4 y 7-6 en un partido exhibición con una pista muy especial.

Ni era Wimbledon, ni era Roland Garros pero sí una mezcla de ambos torneos con sus actuales ganadores.

Roger Federer, vigente campeón del torneo inglés y rey de la hierba, contra Rafa Nadal, defensor del título más importante en tierra batida, su superficie preferida.

Con ambos campeones sobre la pista y con la tradición de rivalidad absoluta en sus enfrentamientos, el espectáculo estaba servido.

Nadal quiere repetir

"A los dos nos gustaría que se repitiera, no tenemos la ocasión de jugar exhibiciones. Nos lo hemos pasado bien, son partidos diferentes. Si fuera espectador me hubiese gustado ver el partido. Aunque no es muy real por las condiciones, es interesante", declaró Nadal al finalizar dicho partido.

Después del encuentro ambos jugadores demostraron que fuera de las pistas tienen buena relación. "Se puede ser rival y amigo al mismos tiempo", destacó Nadal.

Le costó algo adaptarse

"El partido fue largo, con cambios constantes de movimientos en muy poco tiempo. Las piernas sufrieron y a mí me costó adaptarme a la hierba", señaló el de Manacor.

El tenista balear señaló que fue un esfuerzo extra jugar los puntos sobre la hierba. "La bola botaba mal, y a los dos nos costaba meterla dentro", manifestó.

No defraudaron 

Se han visto buenos golpes, mejores puntos y un buen tenis. Nadal se hizo con el primer set, con un apurado 7-5. El segundo fue para Federer, con más claridad. Hasta este punto parecía un encuentro entre amigos.

Sonreían cuando la bola botaba mal, ya que en la hierba, la pelota cogía un efecto extraño, además de que perdía rapidez.

Pero estas buenas caras iban cambiando cuando el tercer y definitivo set se ponía cada vez más igualado. Se tuvo que resolver con un tie-break.

El manacorí contó con tres bolas de partido, Federer con otras tres. Al final, 12-10 para Rafa. Este tanteo es un ejemplo del duro tie-break.

En el último punto, cada uno jugaba en su superficie predilecta. Pero ganó Nadal y se llevó el torneo, donde dejaron bien claro que saben atarse los cordones, ya que para cada superficie cambiaban de zapatillas.

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