Pobreza energética. Quizás una de las expresiones surgidas de las entrañas de la crisis que refleja con más dureza una de sus consecuencias, como es no poder permitirse cosas tan básicas como lavarse con agua caliente o encender una bombilla.

Una situación que se ha extendido de forma alarmante por la Comunitat Valenciana, a tenor de los datos facilitados por Cruz Roja, entidad que ofrece ayuda económica a personas que sufren este problema.

Así, de las 104 ayudas que se concedieron en 2011 para 85 familias, se ha pasado a las 2.357 en lo que llevamos de año para 1.667 familias, superando a estas alturas las concedidas en todo el ejercicio pasado, con 1.792 ayudas para 1.577 hogares. La luz figura en primer lugar entre los servicios para el que más ayudas se dan, seguida del agua y el gas.

En relación al perfil de las personas que son perceptoras de prestaciones, no es homogéneo. Desde la entidad han explicado que se prioriza a aquellas personas que se encuentran envueltas en esta situación de crisis, con escasos o nulos ingresos económicos.

Así pues, se ofrecen ayudas a aquellas familias de uno o dos miembros con ingresos menores a 500 euros al mes o menores a 750 euros al mes, cuando la unidad de convivencia sea de tres o más miembros, pudiendo estar en situación de desempleo o empleo precario.

Durante el primer semestre del año, en el ámbito de la provincia de Valencia, se ha atendido, a 1206 personas. De ellas, el 80,01% poseen nacionalidad española, frente al 19,99% de otras nacionalidades.

En la ciudad de Valencia se han dado ayudas por valor de 26.608 euros en pago de recibos de suministros (luz, agua y gas).

Desde Cruz Roja han advertido que las situaciones personales son cada vez más duras y extremas, sobre todo aquellas derivadas del desempleo y la carencia de ingresos económicos que, en algunas ocasiones, no permiten cubrir las necesidades básicas del día a día. Esto deriva, muchas veces, en problemas de salud física y mental.

Adan Zhar. 49 años, sin trabajo:

La situación de Adan y de su pareja, Marisa, es desesperada. Con un hijo de 5 años y una hija de 8 años, sus únicos ingresos actuales son los 40 euros semanales que él percibe por ir a limpiar una iglesia: "Pagamos un alquiler de 360 euros y dependemos de Cruz Roja y de la Iglesia para salir adelante". Según explica, "gastamos lo justo para que los niños se puedan duchar con agua caliente". Sin embargo, Adan no se resigna a vivir de la caridad: "Solo pido un trabajo, haría cualquier cosa por mi familia".