Algunos ya lo llaman el "partido del siglo" y algo de razón tienen: nunca en la historia del tenis se ha jugado un partido así.

En realidad lo han bautizado como la "batalla de las superficies" pero bien podría denominarse tenis fusión: dos jugadores, Rafa Nadal y Roger Federer, se enfrentarán en una pista híbrida, mitad de hierba y mitad de tierra batida.

El mejor jugador sobre hierba contra el mejor sobre tierra batida en una cancha muy peculiar. El espectáculo está asegurado.

El partido es un experimento. La hierba y la tierra batida son dos superficies antagónicas, dos mundos diferentes donde la forma de jugar cambia como la noche al día.

Cuando uno juegue sobre hierba tendrá que pensar en que su ataque será sobre tierra; cuando lo haga sobre la arcilla tendrá que buscar un golpe que sea efectivo sobre hierba.

Tan diferente es una superficie de otra que los jugadores tendrán que cambiarse de zapatillas cada vez que cambien de lado.

Impredecible

Por eso no hay un favorito claro, ni uns estrategia predecible, ni tan siquiera se puede intuir un estilo de juego.

"Técnica y tácticamente no es fácil plantear el partido", explica Alberto Tous, director del evento.

"Has de jugar con la mente cambiada. Cuando juegas en hierba tienes que aplicar el juego de tierra, y cuando estás en tierra, el juego de hierba. Es un tema táctico y técnico al que le tienes que dar varias vueltas. No puedes salir a la pista a ver lo que pasa o a ver cómo lo haré"

La diferencia de juego es tan brutal que Nadal y Federer tendrán que estar muy atentos a otros muchos factores.