Casualidad y profesionalidad. Dos factores que han permitido que haya caído uno de los delincuentes más buscados en Madrid, que tenía en jaque a varios grupos operativos de la Policía desde hace un par de años.

Todo ocurrió en la noche del miércoles, cuando un policía nacional de paisano que se dirigía a trabajar vio a un hombre con aspecto sospechoso que entraba a una farmacia situada en la calle Alameda del Valle (Vallecas). El policía sospechó porque el hombre llevaba un gorro como para taparse la cara y la hora a la que entraba es a la que muchas farmacias comienzan a hacer caja.

Cuando el sospechoso entró en el local, sacó un arma y apuntó a dos de los empleados, pero la caja registradora contaba con un sistema antiatracos, por lo que no pudo llevarse nada.

Al salir del establecimiento, el policía le dio el alto y le enseñó la placa. En ese momento, el delincuente tiró el arma en un contenedor de reciclaje y echó a correr.

El policía comenzó a seguirle con su vehículo, pero tuvo que bajarse del automóvil cuando el atracador se metió en una calle por la que no podía girar. Le perdió de vista unos segundos, pero al momento observó que salía de una furgoneta amarilla del mismo lugar.

Comenzó una persecución en coche, con tal fortuna que el policía se encontró con una patrulla de la Policía Local de Madrid a la que pidió ayuda. Fue la patrulla la que se encargó de interceptar a la furgoneta del atracador y pararla.

El delincuente no tenía escapatoria y fue detenido sin oponer resistencia por el propio policía nacional.

Ya en comisaría se conocía la magnitud de la hazaña policial. Acababa de caer uno de los delincuentes más buscados por la Policía: Walkowich, un polaco de 33 años, experto en este tipo de atracos. En todos actuaba de la misma manera: con capucha y pistola, y fundamentalmente en farmacias y gasolineras.

En su haber delectivo cuenta con 20 robos con violencia a estos establecimientos y se investigan si otros 50 llevan también su autoría.