María José Carrascosa está encarcelada en la prisión de Bergen, en el estado de Nueva Jersey, desde el pasado noviembre, por negarse a entregar a su hija Victoria, de 7 años, a su ex marido, el americano Peter Innes.

La pareja se separó en 2004 y en julio de ese año María José regresó a España acompañada de su hija, pese a que el acuerdo de separación con su marido, Peter Innes, establecía que necesitaba su consentimiento por escrito. En julio de 2005, un tribunal valenciano

Por ello, cuando María José Carrascosa regresó a EEUU en 2006, las autoridades estadounidenses le requisaron el pasaporte y le informaron de que si no devolvía la niña a su padre, la detendrían y juzgarían.

Tras permanecer varios días huida de la justicia, en noviembre de 2006, Carrascosa fue detenida y acusada de secuestro.

Victoria Carrascosa denunció que su hermana está sufriendo torturas en la cárcel, y que los funcionarios de la prisión hacen simulacros de la silla eléctrica y la exhiben durante horas "con el famoso traje de la gallina", un vestido de malla metálica.

Por eso, acompañada de varias representantes del Consejo de Mujeres del Municipio de Madrid y de la Secretaría de la Mujer del Sindicato de Actores, Victoria Carrascosa hizo un llamamiento ante los medios de comunicación "para que la sociedad" apoye a su hermana y acuda a la concentración prevista para el 5 de mayo a las 20:00 horas ante la embajada de los Estados Unidos en Madrid.

En cuanto al proceso judicial, recordó que el próximo 30 de abril se celebrará una vista preliminar en la que ambas partes deberán presentar todos los documentos y las pruebas que se consideren oportunas para la causa que enfrenta a la valenciana con las autoridades federales norteamericanas.

Sin abogado

La noticia llega poco después de que se divulgara que la valenciana se ha quedado sin abogado por no poder pagar sus honorarios (unos 350.000 dólares) y que, según la familia, iba a cubrir el gobierno autonómico de la Generalitat Valenciana.

La Generalitat ha negado este extremo aunque ha anunciado que había colaborado ya con  una suma de dinero y que no dejará desprotegida a Carrascosa.

La nueva situación ha obligado a la española a representarse a sí misma, tanto en el procedimiento escrito como en las vistas y comparecencias orales.