La Dirección General de Ordenación de la Comunidad de Madrid ha respondido en una carta a la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas en la que justifica la decisión de sacrificar a Excálibur, el perro de Teresa Romero, la mujer que se contagió de ébola mientras cuidaba del misionero Manuel García Viejo.
"No fue una decisión automática, sino una medida tomada como la mejor posible para proteger la salud pública", según recoge El País.
Dicho departamento empieza repasando el conocimiento que hay actualmente sobre el ébola en perros y otras mascotas. Admite que hay "muchas lagunas". así concluyen que "no puede descartarse el riesgo de transmisión del ébola de perros a humanos" y, por lo tanto, se aplica el "principio de precaución": tomar la mejor medida para el colectivo en base a las certezas que hay evitando riesgos innecesarios".
Aportan otro argumento: "No hay ningún laboratorio veterinario en España con el nivel de bioseguridad 4 [el máximo exigido para manejar los microorganismos más peligrosos] para haber mantenido al perro en cuarentena".
El perro de Texas
Comparado con el perro de una las enfermeraras afectadas en Dallas (Texas), para la Dirección General no son casos iguales. "Primero, Estados Unidos sí tiene los suficientes medios para mantener al animal en cuarentena. Y segundo, el perro de la enfermera estadounidense estuvo menos tiempo con su dueña cuando esta ya tenía síntomas (dos días en el caso de Dallas, cinco en el de Romero).
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