La Guardia Civil ha detenido en Vigo, en el marco de la 'Operación Castaja', a un hombre de 38 años como presunto autor de, al menos, trece delitos contra la libertad e indemnidad sexual por corrupción de menores y ciberacoso mediante el método grooming. Esta persona trabajaba de monitor de un equipo femenino de baloncesto en un colegio de la ciudad gallega, según ha destacado el Instituto Armado.

Según ha informado la Guardia Civil, ha identificado hasta el momento a trece víctimas con edades comprendidas entre los 11 y los 17 años de edad, aunque no descarta que puedan ser hasta 142 las menores acosadas.

Tres de las víctimas identificadas son de la provincia de Granada, una de la provincia de Jaén, una de la provincia de Cádiz y el resto han sido localizadas en Vigo, según han señalado las mismas fuentes.

La operación se inició a raíz de la denuncia que interpuso el pasado 27 de marzo la madre de una de las menores, de 12 años y vecina de Granada, que manifestó que revisando el teléfono móvil de su hija había descubierto que un adulto le estaba enviando pornografía a través de Whatsapp.

La menor informó a los agentes que había contactado con el perfil llamado Daniela Martínez a través de una red social y, posteriormente, con el adulto a través de Whatsapp. La Guardia Civil ha constatado que, aunque el titular del teléfono móvil y del servicio de Internet es una mujer domiciliada en Vigo, el usuario de dicho teléfono y del perfil en cuestión pertenecían al ahora detenido.

Al hombre se le intervino el teléfono móvil y un reloj de pulsera que ha permitido identificar al autor de los hechos, ya que aparece en muchas de las fotografías que enviaba a sus víctimas.

La supuesta Daniela Martínez se hacía amiga de sus víctimas y cuando se ganaba su confianza, las convencía para que contactaran con un adulto y le mandasen fotos suyas a cambio de dinero.

Cuando las menores contactaban con el ahora detenido, este les prometía dinero o algún tipo de regalo  si le enviaban fotografías o vídeos íntimos o pornográficos. Para reforzar la idea, él les mandaba fotografías de este tipo.

Una vez que conseguía las primeras imágenes, el detenido las amenazaba con hacerlas públicas en las redes sociales, o incluso con imprimirlas y colgarlas en los tablones de anuncios de sus colegios o institutos. Así lograba que continuaran enviándole más archivos de contenido pornográfico.

Una de las víctimas ha confirmado a la Guardia Civil que contactó con el presunto acosador y éste le pagó 180 euros por unas fotografías que le había enviado por Internet.