La directora danesa Pernille Fischer Christensen ha arrancado este jueves los aplausos del público de la 59 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) con 'Alguien a quien amar', un drama familiar en el que la música, los paisajes y los gestos, captados con primeros planos, juegan un papel protagonista.

Thomas Jacob, interpretado por Mikael Persbrandt, es un afamado autor y cantautor que vuelve desde Los Ángeles hasta Dinamarca para grabar un nuevo disco con Molly, su productora y amiga de siempre, y Kate, su manager; instalado en una casona en el campo, nada más bajar del avión recibe un mensaje de su hija Julie, con quien queda a su pesar para tomar café un día.

Sin vínculo alguno y despojados de cualquier afecto, como aparentan en un principio, ambos se encuentran, como Thomas preveía, para que su hija le pida dinero, una vez más, argumentado un cambio de apartamento que le ha conllevado muchos gastos. Pero es un delatador sangrado de nariz el que apunta a una adicción a la cocaína.

En el transcurso de los ensayos y preparación de los temas del nuevo trabajo Thomas recibe una segunda vista de Julie, quien le deja en casa a su hijo Noa, aprendiz de guitarrista, mientras ella se interna seis semanas en una clínica de desintoxicación, única vía de no perder su empleo.

Su hija no le da oportunidad de negarse así que Thomas acoge en su casa al pequeño Noa, a quien cuenta con sincera crudeza la realidad de su madre y a quien ayuda con la guitarra mientras, poco a poco, inician un nuevo camino: el de aceptar el suicidio de Julie, un mazazo para el pequeño Noa pero también para su abuelo, quien no sabe cómo afrontar y sentir la pérdida de una persona con la que nunca tuvo relación y que le increpó por su dejadez poco tiempo antes de morir.

La incomprensión sobre los que deberían de ser sus sentimientos le mantiene inmerso en su típica frialdad, actitud que no ayuda nada al pobre Noa, quien sufre el dolor de la pérdida de su madre, a quien vio muerta, pero tampoco favorece el buen ambiente en su entorno: Kate le deja tras doce años trabajando con él y lidiando con unas adicciones que superó, mientras a Molly le toca compartir su ansiedad.

La elección de un internado para Noa, al que es incapaz de abrazar; su descontento con algunos de los temas grabados, que cree no representan lo que es, lo que quiere transmitir, le empujan de nuevo a Los Ángeles, aunque antes tendrá que tomar una decisión que le permitirá, tiempo después, traducir a música todos esos sentimientos a los que no encontraba nombre.

La directora

Pernille Fischer Christensen nació en 1969 y estudió Dirección en la Escuela Nacional de Cine de Dinamarca, donde se graduó en 1999 tras haber rodado los cortos 'Honda, Honda' (1996), 'The Girl Named Sister' (1997) e 'Indien' (1999), su película de graduación, que le valió una beca de la Cinefundación del Festival de Cannes.

Seguidamente dirigió un corto titulado 'Habibti my Love' (2002), que ganó un premio de la Academia del Cine Danés al Mejor Cortometraje. Su primer largometraje, 'A Soap' (2006), consiguió en el Festival de Berlín el Oso de Plata, el Gran Premio del Jurado y el Premio a la Mejor Ópera Prima.

También ganó, entre otros galardones, el Premio de la Crítica Cinematográfica Danesa a la Mejor Película en 2007; en 2008 estrenó su segundo largo, 'Dansen', premio al Mejor Director en el Festival Internacional de Cine de El Cairo, y con 'Una familia', su tercer largometraje de ficción, consiguió en la 55 Seminci el premio al Mejor Actor para Jesper Christensen.