El bailarín aragonés Miguel Ángel Berna presenta en Zaragoza un espectáculo que busca "reunificar y buscar la belleza y similitudes" entre la jota, la tarantela y la pizzica, un baile típico de Salento, una comarca de la extremidad sudeste de la región italiana de Apulia.

Al igual que la jota, la pizzica también se baila con los brazos en jarras y con el paso punta-tacón y la tarantela es un baile popular del sur de Italia, de origen napolitano con un movimiento muy vivo y acompañado de canto.

El espectador podrá detectar las similitudes entre los tres bailes porque "la intención es que se reflejen los tres estilos y que convivan. Quiero potenciar estos tipos de arte a través de las identidades de cada uno", ha detallado Berna.

Este espectáculo se representará el 14 y 15 de noviembre a las 21.00 horas y el domingo, día 16 a las 19.00 horas en la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. El precio de las plateas es de 28 euros, en anfiteatro centro es de 25 euros; y en los anfiteatros se reduce a 20 euros. Se pueden adquirir en la red de cajeros Ibercaja, 'www.ibercaja.es' y en las taquillas del Auditorio.

En rueda de prensa, Berna y el gerente de la sociedad municipal Zaragoza-Cultural, Juanjo Vázquez, han presentado el espectáculo "Miguel Ángel Berna & La Notte della Taranta", formado por 17 músicos, y 14 bailarines de los que 6 son aragoneses y 8 italianos. Además, actuará la cantante italiana María Mazzotta y el cantador de jota aragonesa, Nacho del Río.

Potencialidad de la jota

Berna, quien también actuará en este espectáculo y sin castañuelas, ha explicado que el origen de este proyecto surge de investigar el intercambio cultural que se produce en la Corona de Aragón y que le ha llevado a descubrir que en la región italiana del Abruzzo practican un baile que denominan 'cotta', que tiene "evidentes reminiscencias de nuestra jota".

No obstante, Berna no se plantea "quien es primero y quien influye en quien, sino potenciar lo nuestro y lo de ellos. Escuchar el latir del corazón y buscar la unión que existe aunque suene una pandereta o una mandolina, una bandurria o un tamburello".

Estos bailes en Italia son muy populares y "la gente los baila" ha exclamado Berna, para preguntarse "qué pasa con la jota" porque aunque todos los aragoneses la reconozcan como el baile que les identifica no la bailan, sino que la bailan los bailadores de jota" que es un 2 por ciento de los aragoneses, ha calculado.

Por ello, ha reconocido que elaborar este espectáculo es "un intento de la frustración que produce que no hagamos lo que hacen ellos" y ha invitado a "que nos hagamos una reflexión de por qué somos espectadores pasivos de la jota" para augurar que "mientras sigamos así no vamos a ninguna parte".

En este contexto, ha apuntado que con su espectáculo ha tratado de "buscar el equilibrio entre la calle y la tradición", pero ha abundado en que "es una pena que nos quedemos en los tópicos, teniendo la potencialidad que tenemos, mientras se potencian los valores del cazurrismo, que igual lo soy yo, pero si lo reconozco lo podré cambiar".

Berna ha insistido en que "me preocupa que no se haga esa reflexión" para añadir que el espectador podrá disfrutar de un espectáculo que "reunifica y busca la verdad que la tiene que encontrar cada uno".

INSPIRACIÓN

Precisamente, esta coreografía surge de la investigación que el bailarín aragonés ha realizado tras la lectura de "La danza de espadas y la tarantela. Ensayo musicológico" de M. Schneider en el que se cita tanto la tarantela como la jota como bailes al "servicio del hombre".

Posteriormente, le ha inspirado su participación en el Festival "La Notte della Taranta" como divulgador del folclore y para revalorizar ambos bailes por las semejanzas que ofrecen. Este festival es "el mayor de Italia y uno de los más importantes de Europa dedicado a la cultura tradicional", ha subrayado. Se lleva a cabo en Salento y está dedicado al redescubrimiento y valorización de la música tradicional y la fusión con otros tipos de música.

Este festival concluye con el "Concertone" en Melpignano (Lecce) en el que se invita a un "maestro concertatore" para organizar e interpretar los clásicos de la tradición musical local, que atrae a alrededor de 150.000 espectadores y todo el festival a unas 230.000 personas, cifras que ha trasladado a la masiva participación que suponen las Fiestas del Pilar.