El detective Harry Hole, toda una referencia para los adictos a la novela negra, llega a España en una nueva entrega de la serie de uno de los más potentes escritores del género: Jo Nesbo (Oslo, 1960).

Tras El muñeco de nieve es la hora de El leopardo, el thriller más crudo y violento del escritor. Y también: el más adictivo.

Es la novela más cruda, dura, incluso sádica de las que ha escrito, ¿lo comparte?

Sí, es el que más crudeza tiene. Cuando leí algunas partes del libro yo mismo me sorprendí de su crudeza. En los otros está la crudeza necesaria para crear al monstruo. En ésta me fascinó el sadismo en sí mismo, la naturaleza del mal. Un crítico se metió mucho con esto, y tiene razón. No supe, cuando leí la crítica, cómo sentirme: avergonzado o orgulloso.

¿Y ahora, ya lo sabe?

Sí, siento una mezcla de vergüenza y orgullo. Si pudiera, borraría algunas frases donde me dejé llevar.

¿Puede que hasta le haya asustado su fascinación por el mal?

Es el trabajo del escritor: ir más allá en el pensamiento. Donde alguien lo corta, porque asusta, ahí hay que seguir. Por ejemplo: un escritor no sólo puede tener que escribir sobre relaciones sexuales con los padres, sino contar la escena y cómo sería el desayuno al día siguiente.

Antes ha citado al "monstruo", ¿cuál es el peor para el ser humano?

El más aterrador es el que no podemos ver.

Es que la imaginación es ahí donde más poder tiene...

Claro, nos lleva más lejos. Yo busco hacer el mundo retorcido y la lógica retorcida en que vive un asesino en serie. La locura a menudo no es más que una forma alternativa de mundo. Muchos líderes políticos y religiosos tienen esa capacidad de convencer a la gente de su forma de ver el mundo. Los líderes extremistas y asesinos en serie usan una lógica diferente a la nuestra.

¿Entonces usted se mete en la lógica del asesino o líder extremista?

Sí, tengo que encontrar algo en mi interior que sea similar al asesino. Cuando uno refleja a un sociópata ha de buscar lo que tiene de sociópata. Igual que con el sadismo: como escritor tengo que buscar la curiosidad  incluso el placer en hacer daño a otro.  Los escritores no podemos tener demasiado miedo a nuestros pensamientos o sentimientos.

¿Y qué es lo que más teme?

Hay un desprecio en mí hacia la debilidad que me da miedo. Desprecio la debilidad. Cuando era niño y veía que estaban acosando a otro niño, me enfadaba con el acosador pero también me irritaba el acosado por su debilidad. Me irrita la debilidad de la víctima. En ese sentido compartía sentimientos con el acosador.

¿Se acaba uno inmunizando de tanto escribir sobre asesinos en serie y por eso ha necesitado ir un paso más allá en la crudeza?

Seguramente sí. Es raro tener un trabajo  y estar muy contento con él cuando son cosas que realmente son perturbadoras. Recuerdo a un niño en el colegio que cazaba moscas y les quitaba las alas con una pinza y las dejaba en el suelo para ver si volaban.  Por un lado pensaba: ¿qué hace?, qué cruel. Por otro, yo también quería saber si la mosca volaba sin alas.

Es un poco simple, ¿pero cree que ese tipo de comportamiento puede ser indicador de algo más?

Yo creo que hay una diferencia importante. La curiosidad la podemos tener todos, pero hay unos que lo piensan y otros que lo hacen. Dos chavales frente a un coche, los dos piensan en robarlo, pero uno es el que lo hace, el otro es el que se queda mirando. Se queda en el pensamiento, no va más allá. Esas decisiones son las que marcan la diferencia.

Y usted, ¿es de los que robaría o se quedaría fuera?

Yo sería un poco de ambos. El que se atreve a hacer tonterías, pero también el que se queda fuera. Una vez tuve la oportunidad de hacerlo, era un programa de radio, el jefe de la tienda estaba al tanto de que iba a entrar y robar algo, era parte del programa, y no me atreví. Tuve que entrar por segunda vez y sólo me llevé algo pequeño. Además vi lo fácil que resulta robar.

¿Por qué cree que ocurre esto?

No sé, cada uno en su película se ve siempre como un héroe...

O lo contrario...

Yo creo que la mayoría nos vemos como héroes y si no, encontramos la razón para disculparnos a nosotros mismos. Me decepcionó ver que yo no era de los que hacían.

Quizá por eso ahonda tanto en esos comportamientos...

Quizá, puede ser...

Y a la gente, ¿por qué que le engancha tanto?

Por la parte de justicia y venganza que hay en estos libros.  Es una lectura catártica.

Y su escritura, ¿también?

Sí, leer o escribir son dos caras de la misma moneda. Escribo lo que me gustaría leer.

¿Incluso puede ayudar a canalizar la violencia?

No sé, soy el chef, así que no sé si mi comida es saludable o no.