Un trabajador de la empresa Muñoz tabiques S.A., donde trabajaba en 2003 Rachid Oulad, uno de los suicidas de Leganés. "Se cortó la barba a últimos de febrero de 2004", asegura el testigo, a quien otro empleado —Mohamed Akri— le dijo que era extremista.
Oulad dejó de trabajar en torno al 4 de marzo.
Venta de tarjetas
También ha testificado Bárbara Bonilla, dependienta de la empresa Interdist Móvil —empresa que le vendió las tarjetas a Sindu Enterprise que, más tarde, se las vendería al locutorio del procesado Jamal Zougam— durante marzo de 2004. "Vendía móviles, activaba contratos", ha matizado la trabajadora.
Interdist Móvil no compraba tarjetas telefónicas, sino packs de Amena (compuestos por una tarjeta y un móvil). A continuación, Interdist vendía esos packs (entre otros clientes) a Sindu Enterprise, que liberaba los teléfonos y vendía por separado el móvil y la tarjeta.
Activación previa
Entre los clientes a los que Sindu Enterprise vendía las tarjetas Amena (ya separadas del móvil) está el locutorio de Jamal Zougham.
No obstante, Bonilla ha negado conocer estos extremos. Lo que sí ha explicado Bonilla es que activaban las tarjetas antes de venderlas "porque éramos unos mandados".
Bonilla asegura que se anotaban todas las tarjetas que se vendían a lo largo del mismo día: "No sé si esta relación se le mostró a la policía", asegura.
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