Las bufonadas de Boris Yeltsin

  • El ex presidente ruso, Boris Yeltsin, fallecido hoy a los 76 años , protagonizó varios momentos más propios de un bufón.
  • Cantar, bailar o contar chistes era parte de su repertorio.
  • Sus continuas borracheras era públicas y notorias.
Fotografía de archivo del ex presidente de Rusia Boris Yeltsin en un acto celebrado en el Kremlin, Moscú, el 15 de junio de 1998. (EFE/Sergey Chirikov)
Fotografía de archivo del ex presidente de Rusia Boris Yeltsin en un acto celebrado en el Kremlin, Moscú, el 15 de junio de 1998. (EFE/Sergey Chirikov)
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Fotografía de archivo del ex presidente de Rusia Boris Yeltsin en un acto celebrado en el Kremlin, Moscú, el 15 de junio de 1998. (EFE/Sergey Chirikov)

Boris Yeltsin saltó a las pantallas y periódicos de todo el mundo cuando el 18 de agosto de 1991 se subió a un carro de combate y desde allí arengó a los moscovitas contra los golpistas que retenían al presidente de la URSS Mijail Gorbachov.

En 1992 ya era presidente de Rusia -con el 57 % de los votos, el más votado de la historia-, y pronto protagonizaría momentos más propios de un bufón que de un alto dignatario.

Un repaso a sus bufonadas

La afición al alcohol fue una constante en la vida de Boris Yeltsin; ya en 1994 protagonizó una situación embarazosa cuando, durante una visita a Alemania, se emborrachó de champán y no pudo resistirse cuando oyó que una orquesta tocaba una típica canción rusa: se subió al escenario, tomó la batuta y empezó a dirigir la banda, al tiempo que cantaba y lanzaba besos al atónito auditorio.

En este vídeo lo podemos ver "moviendo el esqueleto", con sus habituales copas de más:

Además de estos hechos "graciosos", la constante ingesta de alcohol -el vodka no podía faltar entre las bebidas del presidente- obligaba a Yeltsin a "dormir la mona", en lugar de atender sus actividades presidenciales.

Así, durante una visita del primer ministro irlandés, éste se quedó sin ser recibido por Yeltsin en el aeropuerto, porque "estaba indispuesto"; poco después se supo que Yeltsin estaba, simplemente borracho.

El 23 de octubre de 1995 el entonces presidente de los EEUU Bill Clinton recibía a Boris Yeltsin en la Casa Blanca, con todos los honores; tenía bastantes puntos controvertidos que tratar, como la ampliación de la OTAN a los antiguos países de la URSS, o sobre todo sus diferencias en la ex-Yugoslavia.

"Si uno echa un vistazo a las noticias, uno vería que lo que estabais contando es que el encuentro con Bill Clinton iba a ser un desastre", dijo Yeltsin a los periodistas en una rueda de prensa, "ahora, por primera vez, puedo decirles que son ustedes un desastre."

Esta declaraciones provocaron en el presidente Clintón un memorable ataque de risa:

Pero el presidente Yeltsin era una persona cercana al pueblo; si veía a una mujer al borde del mar, lo único que se le ocurría era tirarla al agua:

Y es que el presidente Yeltsin -que tenía a su alcance el maletín para lanzar misiles armados con cabezas nucleares- no programaba sus borracheras, ni cuando tenía que decir un discurso cara a la prensa:

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