El Museo Picasso muestra la versión más íntima del artista gracias a Douglas Duncan

  • Muestra 87 fotografías de las 163 donadas por el fotoperiodista norteamericano.
  • Dialogan con 24 obras del pintor malagueño de la colección del centro.
  • Las imágenes captan momentos de la vida de Picasso con Jacqueline y en su taller.
Una visitante toma fotografías de algunas de las instantáneas que Douglas Duncan tomó de Pablo Picasso y que ahora expone el Museo Picasso de Barcelona junto a obras y reproducciones del artista malagueño.
Una visitante toma fotografías de algunas de las instantáneas que Douglas Duncan tomó de Pablo Picasso y que ahora expone el Museo Picasso de Barcelona junto a obras y reproducciones del artista malagueño.
ANDREU DALMAU/EFE
Una visitante toma fotografías de algunas de las instantáneas que Douglas Duncan tomó de Pablo Picasso y que ahora expone el Museo Picasso de Barcelona junto a obras y reproducciones del artista malagueño.

El Museo Picasso de Barcelona ha completado la presentación de la donación que le hizo David Douglas Duncan con una segunda exposición que muestra 87 fotografías de las 163 donadas por el fotoperiodista norteamericano, en diálogo con 24 obras del pintor malagueño de la propia colección del centro.

El director del museo, Bernardo Laniado-Romero, ha explicado este jueves en la presentación que, "aunque son diversos los fotógrafos que retrataron a Picasso, en el caso de Douglas Duncan la amistad y sintonía con el artista dio como resultado la captación de pequeños espacios de la vida de Picasso con Jacqueline y el seguimiento de sus procesos artísticos, imprescindibles para entender al artista".

El mérito de estas fotografías, añade Laniado-Romero, está sobre todo en el conjunto: "Son retratos, pero, a la vez, son reportajes, escenas en la vida de Picasso que se van sucediendo y acaban narrando una parte de su existencia".

En esta segunda exposición, que estará abierta al público hasta el 12 de enero y en la que abundan los retratos de Picasso y Jacqueline, en su mayoría hechos entre 1956 y 1962, se pueden contemplar fotografías junto a algunas obras reproducidas, o bien fotografías que dialogan con piezas de la misma temática.

En un primer grupo se ve a Picasso pintando una cerámica y se exhibe al lado un plato búho, de los que decoró en 1957 en su residencia de La Californie; y en otra foto aparece Picasso con una máscara recortada inspiradas en los papeles recortados de su infancia con los que entretenía en Málaga a sus hermanas y sus primas, como la Paloma (1890) incluida en la exposición.

En una sala intermedia se ven una plancha de cobre y una aguatinta de la estampa Paseo de cuadrillas (1957), una de las 26 que Picasso realizó por encargo de la editorial Gustavo Gili para ilustrar una edición del libro La Tauromaquia o el arte de torear, de José Delgado, alias Pepe Illo, publicado por primera vez en 1796.

Douglas Duncan captó al pintor malagueño sentado de espaldas mientras retocaba Paseo de cuadrillas, así como en pleno proceso de lavado de un grabado, que ilustra una de las aportaciones de Picasso a esta técnica, la invención de las "pruebas enjuagadas". Así, "tras el estampado en tinta blanca sobre papel blanco, Picasso lo cubría con tinta china y, una vez seca, enjuagaba la estampa en la bañera de su casa", ha precisado Malén Gual.

El círculo íntimo de Picasso

La intimidad queda patente en instantes congelados con su cámara como cuando Duncan capturó a Picasso grabando el linóleo para el cartel de la exposición de Vallauris de 1957, mientras su hija Paloma dibujaba junto al artista. También los retratos del artista totalmente desencajado al contemplar dos fotografías de la Guerra de Corea, donde el fotoperiodista estuvo destacado, en las que aparece muerto un amigo de Duncan, tendido en una colina.

El fotógrafo recoge asimismo la fascinación de Picasso por los desnudos de Lucas Cranach el Viejo, de quien conservaba en su colección varias reproducciones, entre ellas Venus y el amor, que le sirvió de inspiración para diferentes dibujos y litografías de 1942, 1949 y 1957.

Mientras trabajaba en la serie Las Meninas, Picasso instaló su taller en el segundo piso de La Californie, junto a la terraza donde el pintor mantenía un palomar. Una serie de fotografías muestran a Picasso y Jacqueline junto a los pichones revoloteando por la terraza, un hecho que, según Gual, "confirma que Duncan se movía en el círculo íntimo de Picasso, pues, mientras estaba pintando Las Meninas, no dejaba entrar a casi nadie en el taller".

La exposición se cierra con una elocuente fotografía de una menuda Jacqueline junto a la inmensidad del Guernica, a punto de abandonar el MOMA para su retorno a España.

Todas las fotografías de la exposición son en blanco y negro a excepción de dos instantáneas en las que Picasso aparece vestido con un albornoz amarillo en una y en otra, disfrazado de indio sioux.

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