"Un novato llamaba a su madre llorando cada noche; de veterano fue el mayor hijo de puta"

  • Alberto Artamendi vio y vivió todo tipo de novatadas hace seis años en un colegio mayor de Madrid: "No te podías negar, era peor el remedio que la enfermedad".
  • Explica cómo se hacían los 'tsunamis', que consistían en poner un cubo de basura lleno de agua, a veces de heces, inclinado en la puerta del novato.
  • "Hay faltas penales, desde luego", y recuerda que una cuarta parte de los afectados son menores de edad, pues cumplen los 18 a finales del año.
  • Consenso para terminar con las novatadas.
Alberto Artamendi, ex estudiante, denuncia las novatadas en los colegios mayores.
Alberto Artamendi, ex estudiante, denuncia las novatadas en los colegios mayores.
Alberto Artamendi
Alberto Artamendi, ex estudiante, denuncia las novatadas en los colegios mayores.

Alberto Artamendi no quería participar en las novatadas, pero lo hizo. "Era peor el remedio que la enfermedad".  Tenía 18 años cuando llegó al Colegio Mayor Mendel de Madrid, hace seis, y vio todo tipo de humillaciones. "Era lo que había. En mi año todos los que se negaron tuvieron que irse del colegio porque les hacían la vida imposible".

"Consisten básicamente en emborrachar a los nuevos". Había comas etílicos todos los años, "casi todas las semanas". A uno de sus compañeros le llegaron a llamar 'Comas', "porque tuvo varios". Tenían un punto de humillación: "Te pegan, te insultan, te afeitan las cejas...", aunque reconoce que hay otras un poco más divertidas, "como ir a una fiesta y declararse a una chica utilizando la palabra boñiga".

La consecuencia de negarse era un vacío absoluto. "Nadie hablaba con ellos, y por las noches se dedicaban a impedirles dormir, aporreaban su puerta y les hacían los tsunamis", que consistían en poner un cubo de basura lleno de agua en la puerta del novato para inundar la habitación al abrirla. "A veces no era agua, sino mierda u otras cosas", explica a 20minutos. "No te podías negar".

Muchos de estos alumnos lo pasaban realmente mal. "Hay momentos en los que todos pasamos miedo", y ese miedo después se transformaba en venganza. "Un chico que entró conmigo curiosamente nuestras madres se conocían, y mi madre me contó 'confidencialmente' que ese chico llamaba por las noches llorando a su madre. Luego fue el mayor hijo puta de todos".

En su segundo año las cosas empezaron a cambiar. "Hubo un chaval al que putearon bastante pero aguantó todo el año, tenía huevos". Al tercer año ya hubo "cuatro o cinco que hicieron piña" y consiguieron quedarse, aguantando las vejaciones.

"Hay faltas"

Pasado el tiempo se convirtió en uno de los veteranos más viejos, pero nunca hizo novatadas. "Sufrí algo, me miraban mal. Alguno me insultó, decían que era un cagado y que venía a cambiar las tradiciones. No les hice mucho caso, sus argumentos no eran demasiado maduros", añade. "Ningún argumento histórico por sí solo es defendible, si no estaríamos como los romanos".

Este joven abogado explica que algunas actividades podrían llegar a ser delito. "Hay faltas penales, desde luego", y recuerda que en una cuarta parte de los casos son menores de edad. "Prohibiría todo tipo de novatadas salvo que el novato y el veterano estuvieran de acuerdo en hacerlas, ser entre iguales, no que uno mande".

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