Los científicos han conseguido recomponer los restos existentes de la especie de árbol más antigua del mundo, la llamada Wattieza, que creció en la Tierra hace unos 380 millones de años.
Los investigadores, que dan cuenta de su logro en la revista científica Nature, consideran a esta especie de árbol como una de las primeras que pobló el planeta y que contribuyó a cambiar su aspecto, reconvirtiendo el abundante dióxido de carbono en oxígeno.
Hasta ahora, la comunidad científica tenía en su haber unas pocas piezas de este puzzle prehistórico, pero tras un hallazgo de restos fósiles que encajaría con los troncos de Eospermatopteris hallados en Gilboa (Nueva York) a finales del siglo XIX, se ha conseguido tener una idea más clara del aspecto de los primeros bosques.
Vivió en la "edad de los peces"
Los expertos estiman que los árboles Wattieza crecieron en el período Devónico, conocido como la "edad de los peces por los abundantes restos fósiles de vida marina", y que crecieron fundamentalmente en Sudamérica.
"Sin embargo -añade-, una investigación hecha por Chris Berry y sus colegas muestra una flora muy bien conservada en Venezuela con plantas muy similares a las que existían en el este de Norteamérica en la misma época".
Unas dimensiones considerables Las pruebas que estos científicos han recogido, sumadas a las halladas en Gilboa, revelan que el árbol en cuestión
El estudio afirma que la falta de hojas laminares de este tipo de árbol hizo que sus bosques no ofrecieran apenas sombra e indica que su modo de crecimiento, que le obligaba a despojarse continuamente de los módulos reproductivos, conllevó una producción "abundante" de desperdicios.
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