Con su nueva obra, La Mujer Loca, bajo el brazo, el escritor español Juan José Millás disfruta de América Latina donde "no es un personaje público" y puede vivir el "sueño imposible" de acercarse a su máxima de que "el mejor autor es el autor muerto" porque el lector solo conoce de él lo que ha escrito.

"No tienen una imagen preconcebida, no hay un prejuicio y por lo tanto aquí tiene más importancia la obra que el autor", manifestó el novelista y periodista a Efe durante una entrevista en la que añadió que en ocasiones en España la situación es la opuesta y el escritor tiene más peso que su trabajo.

Millás, que en su última obra se desdobla como escritor, narrador y toma cuerpo como uno de los personajes de la novela, considera que en América Latina sí le conocen, pero esencialmente a través del periodismo, lo que permite a sus lectores que "se acerquen de una manera más ingenua, en el mejor sentido de la palabra," a su obra.

Además, disfruta de su presencia en el continente porque cuando vuelve a España se lleva "un chute de energía muy grande porque aquí (en América Latina) hay una energía que allí (en Europa) no hay".

Por ello, para el novelista nacido en Valencia en 1946 el ejercicio de llegar a países como Colombia, México, Argentina o Chile se ha transformado en "una rutina muy gratificante".

En esta ocasión ha llegado hasta Colombia para presentar La Mujer Loca (Seix Barral), un trabajo en el que intenta demostrar que las "fronteras que ponemos entre la ficción y la realidad no son tan sólidas como creemos y basta un soplo de aire para que se desmoronen".

Por ello considera "curioso" que no otorguemos "estatus de realidad a los sueños o a las fantasías, que no solamente forman parte de la realidad, sino que la conforman" porque, en su opinión, todo lo que imaginamos tarde o temprano sucede.

Así, se planteó La Mujer Loca como un juego nacido de la "imposibilidad de crear una novela", por lo que ha "hibridado novela, autobiografía y reportaje" que han "quedado trenzados" de manera que no se pueden separar.

Para llegar a esa mezcla se sirve de sí mismo, involucrándose como un personaje que, en busca de un reportaje sobre la eutanasia, conoce a una mujer "que está loca pero que dice cosas muy cuerdas sobre el lenguaje", algo que al Millás ficticio y al real siempre le ha interesado mucho.

El Millás literario debe enfrentarse "a la posibilidad de un gran reportaje sobre la eutanasia y a una gran novela sobre la locura", lo que "metaforiza la diferencia entre ficción y realidad", si bien a medida que avanza la historia parece "que aquello que iba destinado a reportaje funciona muy bien como novela y aquello que parecía destinado a novela funciona mejor como reportaje".

En opinión del escritor español, un tema tan delicado como la eutanasia en esta novela, "está muy bien planteado", especialmente porque "es un asunto que tarde o temprano entrará en la agenda de la política porque la mayoría de la población está de acuerdo".