El turismo gay crece y pide más opciones para viajar en familia

  • La Convención de Turismo LGTB pide más opciones para bodas y lunas de miel.
  • Este colectivo mueve el 10% del volumen turistas pero el 15% del gasto mundial.
  • Uruguay y Argentina ocupan las primeras posiciones de América Latina en el ‘ránking’ de tolerancia turística.
Un grupo de personas despliega una gigantesca bandera con los colores del arcoíris frente al Coliseo de Roma.
Un grupo de personas despliega una gigantesca bandera con los colores del arcoíris frente al Coliseo de Roma.
GTRES
Un grupo de personas despliega una gigantesca bandera con los colores del arcoíris frente al Coliseo de Roma.

Los turistas homosexuales son muchos –el 10% de la actividad mundial– y tienen un alto poder adquisitivo –el 15% del gasto global–. Eso les da una gran fuerza como consumidores y lo saben. Durante la IV Convención Internacional de Turismo LGTB de Montevideo han demandado una mayor oferta de viajes en familia y más opciones para bodas y lunas de miel.

El congreso ha contado con especialistas del sector turístico procedentes de Estados Unidos, Brasil, Argentina y el propio Uruguay, quienes, en diferentes presentaciones, han analizado los retos a los que se enfrenta el subsector conocido como turismo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales). Según datos del World Travel & Tourism Council y la Organización Mundial del Turismo, el turismo gay crece más del doble que el turismo general, con un ritmo anual del 10,3%, frente al 3,8% que lo hace el segundo.

Los turistas homosexuales suponen “el 10% del total de la actividad mundial y el 15% del gasto global”, destaca la ministra uruguaya de Turismo y Deporte, Liliám Kechichián. “Somos homosexuales, pero no somos homogéneos”, defiende el presidente de la Cámara de Comercio Homosexual de Argentina, Pablo De Luca, quien valora la variada demanda destinada a esta colectividad.

Lesbianas y transexuales también reclaman una mayor oferta especializada para el próximo período en un mercado “tradicionalmente destinado a los hombres”, incide De Luca. Las lesbianas han sido “casi invisibles durante mucho tiempo en el turismo gay”, mientras que los transexuales son un grupo turístico en expansión que reclama destinos con “leyes progresistas”, añade.

Precisamente, una de las principales preocupaciones que manifiestan estos turistas es que en los países a los que viajan exista una legislación que garantice sus derechos, detalla la representante de la Asociación Brasileña de Turismo LGBT, Marta Della Chiesa. Por este motivo, Uruguay y Argentina, en los que se permite el matrimonio homosexual, ocupan las primeras posiciones de América Latina en el ránking “Spartacus International Gay”, que mide la tolerancia turística de cada nación en relación con su legislación y costumbres locales.

“En la medida en que avanzamos como país abrimos las puertas a todos elementos que conforman la identidad nacional”, asegura la intendente de Montevideo, Ana Olivera, que recuerda que la legalización de los matrimonios homosexuales en Uruguay significó un importante avance para el turismo gay friendly.

Más ocio y presupuesto que la media

Un estudio sobre los hábitos de consumo del colectivo LGBT (lesbianas, gais, bisexuales y transexuales) elaborado por la Organización Mundial del Turismo pone de manifiesto la "creciente demanda" de nuevos servicios para una "modalidad segmentada" pero que "tiende a la normalización" dentro de la oferta turística.

Anualmente, sobre todo los europeos, dedican más de 8.000 euros por persona al ocio y viajan cuatro veces más que la media, porque su comportamiento como consumidor es el de una persona soltera sin hijos, lo que les permite tener un mayor gasto.

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