Una profesora alertó en 2005 a la Policía del peligroso carácter del asesino de Virginia

  • El gobernador abrirá una investigación para esclarecer si se pudo haber evitado la masacre.
  • Los estudiantes fueron alertados cuando ya se había producido el trágico desenlace.
  • Una profesora alertó en 2005 del comportamiento violento y agresivo del asesino, Cho Seung-Hui.
  • Ayer, los estudiantes volvieron al campus con velas encendidas y lazos negros para llorar y rezar por las víctimas.

Las dudas sobre la gestión de la crisis planean sobre la matanza de 32 personas en la Universidad Politécnica de Virginia.

El gobernador de Virginia, Tim Kaine, ha anunciado que revisirá la actuación de las autoridades universitarias y policiales que gestionaron la crisis.

Creará para ello un grupo especial de investigación que presentará sus propias conclusiones.

El gobernador se hizo eco así de quejas de supervivientes, que criticaron que no se hizo todo lo posible para evitar la masacre, máxime cuando transcurrieron dos horas desde las dos primeras muertes hasta el desenlace final, con tiros a bocajarro en las aulas.

Los estudiantes recibieron un e-mail a las 9,26 que les informaba del peligro que corrían. Pero ese e-mail se envió diez minutos después del segundo ataque.

El enfado aumenta a medida que se conocen nuevos detalles del pasado de Cho Seung-Hui, el surcoreano de 23 años en el que los profesores habían notado un comportamiento violento.

De hecho, una profesora había recurrido a la policía y a las autoridades académicas hace un año y medio, alertando del peligro que suponía por su conducta.

En declaraciones a la cadena de televisión CNN, Lucinda Roy manifestó que el estudiante nunca habló de armas o de matar, pero lo que escribía era suficiente como para alarmarse.

Estaba tan perturbado que teníamos que hacer algo al respecto

"Las amenazas parecían estar bajo la superficie. No eran explícitas y esa era la dificultad que tenía la policía" para actuar, indicó la profesora.

"Estaba tan perturbado que teníamos que hacer algo al respecto", añadió.

Apartado del resto de estudiantes

 Debido a lo que surgía de lo que escribía, decidió que no participara con otros estudiantes en las clases colectivas y comenzó a darle clases personales.

"Le dejé claro que lo que escribía era inaceptable", señaló tras revelar que le pidió que solicitara ayuda médica o psiquiátrica.

Ian MacFarlen, compañero de Cho, dijo que el estudiante surcoreano escribió dos obras de teatro "profundamente inquietantes y gráficas" en su violencia.

"Eran como una pesadilla. La violencia era macabra, retorcida, donde se usaban armas que nadie hubiese imaginado", señaló.

Los estudiantes vuelven a la universidad

Miles de estudiantes cubrieron anoche el corazón del campus de la Universidad Politécnica de Virginia para recordar a sus 32 compañeros que perecieron el lunes a manos de otro alumno, Cho Seung-Hui.

La esplanada central del campus, en uno de cuyo extremos se encuentra el edificio Norris Hall, donde murieron la mayoría de los jóvenes, se llenó por primera vez de estudiantes tras los tiroteos.

Algunos alumnos pasaron por la capilla y otros escribieron mensajes sobre sus compañeros que perecieron en los carteles y paneles blancos levantados sobre el césped.

Con el atardecer se encendió un mar de velas y los estudiantes se acercaron unos a los otros, buscando un calor físico y moral.

"Quiero que Estados Unidos y el mundo vean esta expresión de apoyo. Esto es amor", dijo Zenobia Hikes, vicepresidenta para asuntos estudiantiles, al abrir la ceremonia.

Muchos de los estudiantes no se habían visto tras el tiroteo, ocurrido el lunes, pues las clases están suspendidas hasta la próxima semana.

Nos sentimos tan tristes. Esto ha sido algo muy cercano

Feng Lee, de 24 años, cargaba un retrato de Julia Pryde, una de las estudiantes muertas, compañera suya en varias clases de ingeniería.

"Nos sentimos tan tristes. Esto ha sido algo muy cercano", afirmó.

Teynet Biable, de 22 años, era compañera de clase de una de las 12 personas heridas. "Todavía no sé si está muy grave", dijo, mientras contenía las lágrimas.

Como ella, muchos otros alumnos no pudieron mantener a raya la emoción, que se salpicó una vez que los discursos terminaron y sobre ellos cayó un silencio pesado y oscuro.

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