Sesenta artistas contemporáneos se dejan seducir por Kubrick

  • La fortísima influencia del discurso ético y visual del cineasta fallecido en 1999 se deja ver en la exposición colectiva de homenaje 'Kubrick, an Art Show Tribute'.
  • Ilustradores y artistas que podrían ser hijos o nietos del autor de 'Lolita', 'Senderos de gloria' y 'El resplandor' se reúnen para reinterpretar al director.
  • Algunos optan por dibujar carteles alternativos, otros por caricaturizar escenas o personajes y algunos por encapsular la figura del maniático y genial cineasta.
Póster alternativo de la artista Tracie Ching para una de las obras maestras de Kubrick
Póster alternativo de la artista Tracie Ching para una de las obras maestras de Kubrick
© Tracie Ching - Courtesy Spoke Art
Póster alternativo de la artista Tracie Ching para una de las obras maestras de Kubrick

Técnicamente preciso, personalmente opaco, emocionalmente maniático y artísticamente inolvidable, Stanley Kubrick murió en 1999 de un ataque al corazón mientras dormía. Tenía 70 años, acaba de montar su 13º largometraje y dejaba al mundo el legado de una obra cinematográfica deslumbrante y de excepcional coherencia que casi siempre rotó en torno a la naturaleza obscura de los seres humanos. Su radical e independiente forma de trabajar —nunca aceptó imposiciones ni se movió por estrategias mercantiles— sigue latiendo hoy como si el corazón del maestro no hubiese dejado de hacerlo.

La fascinación por Kubrick no conoce edades. Artistas que podrían ser hijos o nietos del cineasta estadounidense siguen honrando la huella de Senderos de gloria(1957), Lolita (1962), 2001: Una odisea del espacio (1968), La naranja mecánica (1971),El resplandor (1980), La chaqueta metálica (1987)... y manifestando su interés por el discurso ético y moral de su autor. El último ejemplo de la permanencia del director entre nosotros es la muestra colectiva Kubrick, an Art Show Tribute (Kubrick, un show artístico de homenaje).

'Reinterpretación de su impacto'

La exposición, que reúne a 60 creadores contemporáneos hasta el 27 de septiembre en la galería Spoke Art de San Francisco (EE UU), nació de una convocatoria abierta: los artistas fueron invitados a elegir técnica y película, personaje o escena de la obra de Kubrick para realizar las obras de "reimaginación". La muestra quiere "honrar a uno de los directores más importantes del siglo XX" mediante la "reinterpretación de su impacto" en el contexto de la creación contemporánea, dicen los organizadores.

En la galería hay desde evocaciones libres sobre la muerte de Kubrick, como la ilustración digital de Tim Doyle, hasta carteles alternativos de películas —Adam Maida, Teléfono rojo volamos hacia Moscú; Tracie Ching, El resplandor; Bartosz Kosowoski, Lolita...— reflexiones visuales sobre películas—como The Dead Only Know One Thing: It’s Better To Be Alive, de TLTV sobre La chaqueta metálica— o caricaturas como la de Dave MacDowell en la que Kubrick pasea en el triciclo de El resplandor...

'Matices pesimistas' pero con sátira

Desde la galería anfitriona insisten en la influencia cada vez más intensa de Kubrick —al que llaman "uno de los grandes intelectuales del cine de toda la historia"— sobre la imaginería del presente. Destacan que todas sus películas "desafían al espectador, tanto intelectual como éticamente" mediante obras con "matices pesimistas" pero no desprovistas de "sátira".

La de San Francisco no es la primera exposición que intenta encajar a Kubrick en la creación contemporánea. En 2001, la exposción Kubrick 2.0 de la Cinemateca Francesa presentó trabajos artísticos (diseños gráficos de cartelería, vídeos de homenaje, aplicaciones de hipertexto, juegos tipográficos...) basados en la obra del cineasta mediante una convocatoria abierta en Internet. Se presentaron miles de trabajos de todo el mundo que se exhibieron como actividades complementarias a la gran retrospectiva Stanley Kubrick, la exposición, itinerante desde 2004.

Choques consciente e inconsciente

Las películas de Kubrick, basadas en novelas y textos ajenos—consideraba que encontrar una buena historia era el gran secreto para hacer una gran película—, buscaban una reacción emocional de los espectadores en la que tenían tanta importancia el choque consciente como el insconsciente provocados por el visionado.

El cineasta —que había empezado una prometedora carrera como reportero gráfico antes de dedicarse al cine— casi nunca explicaba verbalmente el mensaje de sus películas. Lo consideraba "extremadamente difícil" y citaba al poeta T.S. Eliot: "Si lo hubiera podido decir de otra forma, lo hubiera dicho, pero estas son las únicas palabras que tengo".

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