El polémico separador antimendigos que incluyen los bancos de las nuevas marquesinas de autobús no es el único elemento que existe en Madrid destinado a impedir que la gente sin hogar pueda tumbarse. Los espacios públicos del centro de la capital están plagados de este tipo de piezas disuasorias que adornan en algunos casos el mobiliario urbano.

Bancos con separadores en el medio, sillas individuales, asientos separados y alineados de forma desigual, adoquines colocados estratégicamente en el mobiliario, adornos metálicos acabados en punta.... Éstos son solo algunos ejemplos de los elementos que podemos encontrar en las calles y plazas de la capital que dificultan que las personas sin hogar puedan hacer uso del mobiliario de la ciudad para descansar de una forma más relajada.

Basta con darse un paseo por el centro para toparse con ellas en Gran Vía, Sol o las plazas de Tirso de Molina, Isabel II, Jacinto Benavente y Soledad Torres Acosta. Sus vecinos son los que mejor conocen esta situación debido a que la gran mayoría de personas 'sin techo' se concentra  en sus barrios.

"Al final lo que está haciendo el Ayuntamiento con este tipo de acciones es trasladar el problema a otro sitio. Si encuentran problemas en una zona buscarán otra, como ocurrió con la prostitución", señala un vecino del barrio de La Latina. En su opinión, la solución al problema de la indigencia pasa por "una mayor inversión en políticas sociales".

"Es triste que el Ayuntamiento se gaste dinero en la instalación de estos elementos en lugar de en intentar mejorar la vida de estas personas", reflexiona un vecino de Ópera.

Fuentes del Ayuntamiento de Madrid consultadas por este periódico han querido dejar claro que en la ciudad "no existe ningún elemento antimendigos". La oposición muncipal, por contra, opina en bloque que la obligación del Consistorio es "aplicar políticas reales que impidan que estas personas duerman en la calle".

Madrid no es la única ciudad de España donde han proliferado este tipo de elementos disuasorios. En España, también existen en Alicante y Barcelona. En la Ciudad Condal, por ejemplo, encontramos desde bancos con apoyabrazos que impiden que se tumben los mendigos hasta esquinas con rampas para impedir que orinen en la calle. Fuera de nuestras fronteras, Tokio, Montreal, Londres o Washington son algunas de las grandes capitales mundiales en las que es común este tipo de mobiliario urbano.