Entrenar al cerebro para que elija comida sana es posible

  • Un estudio norteamericano ha encontrado que se puede entrenar el cerebro para que prefiera alimentos sanos y no aquellos más calóricos.
  • Un programa para perder peso mostraba cambios en áreas del centro de recompensas del cerebro involucradas con el aprendizaje y la adicción.
  • Había un aumento en la sensibilidad a los alimentos saludables bajos en calorías.
La alimentación como aliada
La alimentación como aliada
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La alimentación como aliada

No tenemos excusa: sabemos qué nos conviene comer, sabemos qué es más sano para nuestro cuerpo, sabemos que no debemos abusar de los dulces, de la sal, de las carnes, del alcohol, etc y sin embargo… Pero podemos mejorar; podemos aprender a elegir los alimentos más convenientes. Un estudio norteamericano, que publica Nutrition & Diabetes, asegura que es posible entrenar al cerebro para que elija comida sana.

El trabajo preliminar de investigadores de la Universidad de Tufts y el Hospital General de Massachusetts han encontrado que se puede entrenar el cerebro para que prefiera alimentos sanos y no aquellos más calóricos. "Al principio de nuestras vidas ni adoramos las patatas fritas ni odiamos, por ejemplo, la pasta integral", comenta Susan Roberts, autora principal del estudio.

La investigación incluyó a ocho personas obesas o con sobrepeso que siguieron un programa para perder peso creado para cambiar la forma en que el cerebro reacciona a los diferentes alimentos. Sus resultados se compararon seis meses después con los de otras cinco personas, también obesas o con sobrepeso, que no siguieron ese programa.

Todos ellos se sometieron a imágenes por resonancia magnética del cerebro al comienzo y al final del estudio. Los escáneres revelaron que las personas involucradas en el programa para perder peso mostraban cambios en áreas del centro de recompensas del cerebro involucradas con el aprendizaje y la adicción.

Ese área mostraba un aumento en la sensibilidad a los alimentos saludables bajos en calorías y una menor sensibilidad a los alimentos con más calorías. “Hemos mostrado que es posible cambiar las preferencias por los alimentos malsanos a otros saludables sin cirugía", asegura Thilo Deckersbach, otro de los autores, psicólogo del Hospital General de Massachusetts.

"Ese condicionamiento ocurre con el tiempo en respuesta al hecho de comer, repetidamente, lo que hay disponible en un ambiente alimentario tóxico", explica Roberts. La investigadora reconoce que falta más investigación, con más participantes, un seguimiento a largo plazo y que se investiguen más áreas del cerebro, pero “nuestro programa para perder peso parece cambiar los alimentos que nos resultan tentadores".

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