El salto del comercio español: de los viejos ultramarinos a la 'Fashion's night out'

  • La evolución que ha experimentado el comercio en España en los últimos 75 años da cuenta de los grandes cambios que han experimentado los consumidores.
  • A esa transformación está dedicada la exposición 'Del colmado a los grandes almacenes' de Efe, en la Casa del Lector del Matadero de Madrid.
  • Un recorrido que comienza entre talleres de costura y montañas de patatas, y que termina bañado por diseño minimalista y grandes centros comerciales.
Algunas de las imágenes de la exposición 'Del colmado a los grandes almacenes' que se exhiben en la Casa del Lector en el Matadero de Madrid: cajeras del Hipercor Compostela, paveras en Madrid, venta de calzados 'Tipo A' y la primera tienda de El Corte Inglés.
Algunas de las imágenes de la exposición 'Del colmado a los grandes almacenes' que se exhiben en la Casa del Lector en el Matadero de Madrid: cajeras del Hipercor Compostela, paveras en Madrid, venta de calzados 'Tipo A' y la primera tienda de El Corte Inglés.
EFE
Algunas de las imágenes de la exposición 'Del colmado a los grandes almacenes' que se exhiben en la Casa del Lector en el Matadero de Madrid: cajeras del Hipercor Compostela, paveras en Madrid, venta de calzados 'Tipo A' y la primera tienda de El Corte Inglés.

Las cristaleras titánicas de uno de los  establecimientos del grupo Inditex gobiernan una céntrica calle de la capital.  Junto a ellas, se alza el último edificio de El Corte Inglés (el construido donde antes se hallaba el rascacielos Windsor de Madrid) y sus 70.000 metros cuadrados de voladuras siderales, placas fotovoltaicas y chapa texturizada. Son dos de los buques insignia del comercio actual, donde también hay cabida para iniciativas con nombre de elegancia anglosajona —Fashion’s night out— y sus tiendas perfumadas de escaparates con maniquíes vivientes. Todos ellos están retratados en la exposición Del colmado a los grandes almacenes que alberga durante el mes de septiembre la Casa del Lector del Matadero de Madrid y que recorre, a través de 40 instantáneas, la evolución de las tiendas españolas a lo largo de 75 años de historia. Porque el comercio también refleja, como la moda, la literatura o la política, "el pulso de una sociedad", explican desde la agencia EFE, que firma la muestra.

En unos pocos metros —en menos de un siglo— se extiende un abismo. Hay un halo de nostalgia, y hasta huelen distinto, las imágenes de aquellos años 30 y sus puestos confinados por pirámides rechonchas de patatas,  los talleres de 'modistillas' y  las máquinas de coser Singer. O la del primer local de El Corte Inglés, un bajo en la madrileña calle Preciados que ofrecía "trajes y abrigos para niños" y que aseguraba en su publicidad —unos carteles con la tipografía cursilona de la época—, ser "única en Madrid".

Un poco más allá, la posguerra y sus consignas: cartillas de racionamiento y colas ante zapaterías que vendían calzado Tipo A (aquel cuyo precio estaba tasado por el Gobierno).

Paveras (vendedoras de pavos vivos) ambulantes, lecherías que ofrecen leche sin pasteurizar ni homogeneizar, rellenadores de garrafas de aceite o supermercados móviles instalados en camiones o furgonetas son otros de los negocios, hoy prácticamente desaparecidos, que hablan de las décadas 50 y 60 y de un día a día que era distinto, más lento, más parco, tal vez más sobroso y menos aseado. Y que, poco a poco, se convertiría en el escenario de los primeros grandes almacenes.

La vida moderna

Sin embargo, la aceleración y la opulencia no toma las riendas hasta los 80, trastocando los hábitos de los ciudadanos. Una  hilera infinita e impersonal de cajeras del Hipercor Compostela, representa el reinado de los supermercados e hipermercados, la eficacia del "todo en uno" y se esos pasillos blancos en los que, a partir de entonces, y hasta hoy, transcurre parte del tiempo del consumidor medio.

En los últimos años han seguido naciendo nuevos conceptos: desde la fusión de los términos compras y ocio en grandes espacios, a un comercio electrónico que avanza desbocado; de la expansión de los bazares asiáticos con horarios ampliados y mercadería de bajo coste a la proliferación de pequeñas tiendas —fruterías o centros de manicura— que desafían el declive del pequeño comercio. Y los guiños al pasado con la recuperación de antiguos mercados urbanos para convertirlos en plazas de comercio del siglo XXI, como los de Santa Caterina, en Barcelona, o el de San Miguel en Madrid. De fondo, la noticia de unos repartidores-drones que podrían sustituir próximamente a los servicios tradicionales de mensajería de una poderosa empresa online.

"Se trata de un sector que ha avanzado a pasos agigantados", observa el presidente de la Confederación de Comercio de Madrid, Hilario Alfaro, quien asegura que el cliente, en 2014, quiere "un mix entre las nuevas tecnologías y la tienda tradicional" y que el comerciante "que se adapte a sus necesidades más rápidamente, ya sea grande o pequeño, será el que triunfe".

Para Ester Uriol, responsable de prensa de El Corte Inglés, lo más destacado de esa evolución comercial es su trasfondo: el cambio que ha experimentado la sociedad española. Y desde el punto de vista comercial, la "variedad y el surtido": "Hemos pasado de la escasez y de los puestos donde solo se vendían tubérculos, a la variedad y la abundancia".

Ambos, Alfaro y Uriol, coinciden en que de aquellos primeros tiempos retratados en blanco y negro queda muy poco. Tal vez solo una instantánea de una tienda de productos típicos en Potes (Cantabria) que mantiene, a día de hoy, una estética similar a la original. O comprobar que la librería Casa del Libro (antes llamada Espasa Calpe) sigue en el mismo sitio en el que se fundó 90 años antes, en la Gran Vía madrileña. Un nexo de unión con un pasado que, cada vez, parece más desdibujado.  

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