El complicado embarazo de Letizia

La feliz espera de la segunda hija de la princesa de Asturias se vio ensombrecida en el sexto mes de embarazo por la muerte de Erika Ortiz. A los pocos días Doña Letizia se reincorporó a sus obligaciones habituales, y el embarazo, que no fue fácil en un principio, prosiguió su curso normal, pese al duro golpe psicológico que para la princesa supuso la pérdida de su hermana.
Letizia Ortiz ©Korpa
Letizia Ortiz ©Korpa
KORPA
Letizia Ortiz ©Korpa
No es la princesa de Asturias una mujer con embarazos fáciles. Su primer parto, el de la Infanta Leonor, se adelantó tres semanas, y la pequeña hubo de nacer por cesárea porque, como el propio doctor Recasens, ginecólogo de la princesa ,

Durante sus dos embarazos la princesa no ha podido cumplir con su agenda de trabajo a pleno rendimiento. Las molestias y nauseas propias de las gestantes fueron para ella constantes durante el primer trimestre.

Un mareo que no pasó inadvertido durante un viaje oficial a Baleares precipitó, aparentemente, el anuncio del segundo embarazo de la Princesa cuando se encontraba en su octava semana de gestación, un hecho absolutamente inusual tratándose de la familia real.

El hecho de que la Princesa esperara menos de un año para quedarse de nuevo embarazado tras haber sufrido un parto por cesárea era un motivo de riesgo adicional. Los ginecólogos recomiendan al menos doce meses para que cicatrice el útero por completo.

A primeros de diciembre, en el Rastrillo, sufrió de nuevo en público un vahído y casi se desmaya. Hubo de abandonar precipitadamente el Pabellón de la Pipa de la Casa de Campo, donde se celebra la feria benéfica, tras ser atendida en un stand por unas amables organizadoras que la confortaron con un caldito.

Su propia madre, Paloma Rocasolano, reconocía las pasadas navidades a 20minutos.es que su hija estaba teniendo algunas molestias de las que mejoraba poco a poco.

Sin embargo, la prueba de fuego para la fortaleza de la princesa ha sido la muerte de su hermana Erika. Ha trascendido que a pesar de su avanzado estado de gestación Doña Letizia tuvo el valor suficiente para desplazarse sola al piso de Valdebernardo donde Erika murió.

Entre las cinco cartas que ésta escribió había una para ella. En el funeral y en el entierro, sin apenas maquillaje, destrozada por el dolor, Letizia, apoyada por sus familiares, aguantó el tipo bajo la lluvia, e incluso agradeció a los medios de comunicación su presencia.

Tan sólo una semana después de la muerte de su hermana,la Princesa de Asturias retomó sus obligaciones al acompañar a su esposo, el Príncipe, en una visita a la nueva sede del Instituto Cervantes.

Los Príncipes tuvieron una reunión de trabajo con la dirección del Instituto Cervantes en la que se les informó sobre los proyectos de la institución. Entonces se le veía triste y ojerosa, distante y apagada.

Poco a poco, a medida que avanzaba el año, con la llegada de la primavera y el acercamiento a la fecha del parto, Doña Letizia volvía a recuperar el color, la seguridad y la alegría en sus sucesivas salidas públicas. Tenía que estar fuerte para dar al mundo una nueva vida.

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