Gaza: la difícil tarea de salir de una crisis humanitaria crónica tras 50 días de bombardeos

  • La reconstrucción de Gaza necesitará varios años, miles de millones de euros y un marco político más estable que el frágil acuerdo logrado.
  • "El último informe global sobre la Franja aseguraba que ésta sería inhabitable en 2020 y puede que los dos últimos meses esto se adelante", apuntan cooperantes en la zona.
  • Más de 450.000 desplazados internos generados por los combates no pueden retornar a sus destruidos hogares.
  • No hay cifras oficiales aún, pero las autoridades palestinas calculan las pérdidas en más de 5.000 millones de dólares (casi 3.800 millones de euros).
  • CRONOLOGÍA: los 50 días de la operación 'Margen Protector'.
Instalaciones destruidas de la Universidad de Gaza.
Instalaciones destruidas de la Universidad de Gaza.
Iyad Al Baba/Oxfam
Instalaciones destruidas de la Universidad de Gaza.

Los gazatíes emprendieron esta semana las labores de reconstrucción de la Franja con una mezcla de alivio, temor y sobre todo incredulidad y resignación tras 50 días de intensos e incesantes bombardeos israelíes que han ahondado aún más su ya crónica crisis humanitaria.

Apenas queda espacio para la alegría en los que han sido los primeros días de alto el fuego permanente, respetado hasta ahora por ambos contendientes, ante la negra perspectiva que presentaban las calles, llenas por fin de actividad y gente.

Delante queda una tarea ingente que según explicaron esta semana cooperantes internacionales necesitará varios años, miles de millones de euros y un marco político más estable que el frágil acuerdo logrado.

Las ONG Oxfam y la noruega Shelter Cluster detallan que la reconstrucción total podría llevar 20 años y costar entre 3.000 y 4.500 millones de euros.

"El último informe global sobre la Franja aseguraba que ésta sería inhabitable en 2020. Con la destrucción de estos dos meses, probablemente se haya adelantado algunos años", afirmaba con pesimismo un cooperante europeo.

Una economía "muerta"

"No solo se han destruido edificios públicos, sino también fábricas privadas. Este sector estaba empezando a resucitar antes de la guerra y ahora está arrasado. Apenas hay opciones de trabajo en una economía que está muerta", alertó.

No hay cifras oficiales aún, pero las autoridades palestinas calculan las pérdidas en más de 5.000 millones de dólares (casi 3.800 millones de euros), mientras que los cooperantes dicen que la factura de la reconstrucción será incluso mayor, porque a los daños estructurales actuales hay que añadir las carencias crónicas.

Cientos de miles de desplazados

Organizaciones no gubernamentales coincidieron esta semana en apuntar que el trabajo será, además, muy largo ya que muchos de los más de 450.000 desplazados internos generados por los combates no pueden retornar a sus destruidos hogares.

"Muchas de las casas no se podrán reconstruir y miles más tardarán más de un año en ser habitables. La canalización está en muy mal estado y el fluido eléctrico también", explicó esta semana un funcionario de la ONU.

Decenas de miles de personas viven en las 83 escuelas que la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) se vio obligada a convertir en refugios.

El día después

El acuerdo de alto el fuego fue sellado el martes y un día después comenzaron a sentirse sus efectos, más allá de que el hosco ruido de la explosiones, tan común desde el 8 de julio, fuera reemplazado por un extraño silencio.

Por primera vez desde que hace siete años Israel impusiera un bloqueo económico y un asedio militar a la Franja, representantes del Programa Mundial de Alimentos pudieron cruzar el paso fronterizo de Rafah, con Egipto, y repartir comida.

La apertura del paso de Rafah, que Egipto mantenía sellado desde que hace un año destruyera los túneles de contrabando, fue otra de las consecuencias del pacto, aunque todavía no se ha aplicado en su totalidad.

Un puerto y un aeropuerto

Para septiembre ha quedado pospuesta la discusión sobre la apertura del puerto y el aeropuerto, medida que fortalecería la economía global palestina al hacerla menos dependiente de las importaciones israelíes, y una de las principales reivindicaciones de todos los grupos.

Una decisión, la de aplazar este asunto, a la que se oponía Hamás y que según los expertos hace que el actual acuerdo sea aún muy endeble.

"Construiremos el puerto y el aeropuerto, y no le vamos a pedir permiso a nadie. Nadie lo atacará, porque, si no, nosotros atacaremos sus puertos y aeropuertos", advirtió Mahmud al-Zahar, uno de los hombres fuertes de Hamás en Gaza.

Pasa factura al Gobierno economía israelíes

El acuerdo, celebrado como una victoria por Hamás, ha ampliado la brecha en el Gobierno de colación israelí, donde ministros de la ultraderecha nacionalista ya han mostrado su oposición.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que ha perdido popularidad, deberá iniciar ahora una segunda campaña, esta vez política, para salvar su puesto frente a antiguos aliados como los ministros de Exteriores, Avigdor Lieberman, y Economía, Naftalí Bennett, y atajar los efectos de la guerra, que ha llevado a la economía israelí al borde de la recesión.

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