La Diócesis de Huesca ha solicitado al Ministerio de Cultura la elaboración de un plan director que permita actuar, lo antes posible, en la parte posterior de la Catedral debido al progresivo deterioro del que está siendo objeto, principalmente en los pináculos.

El delgado de Patrimonio de la Diócesis de Huesca, José María Nasarre, ha explicado la situación en la que se encuentra el edificio y ha manifestado que "está en un progresivo deterioro, habida cuenta de que la catedral fue restaurada entre los años 1968 y 1971, pero esa restauración afectó a la fachada principal y a la torre y no llegó a la zona posterior".

Así, no se intervino en los ábsides ni en los pináculos que hay sobre el tejado, que "son los que más acusan el deterioro del paso del tiempo, las inclemencias y la corrosión de los excrementos que las cigüeñas depositan en ellos".

Desde la diócesis estiman que si en diez años no se ha actuado en los pináculos estos podrían desaparecer. "La fábrica del edificio en sí tiene consistencia, pero los pináculos son los más vulnerables y, posiblemente, de no actuar sobre ellos pronto, intuyo que con el progresivo deterioro que llevan en estos momentos en diez años prácticamente desaparecerían".

El último desprendimiento de cascotes en la catedral, ocurrido en el mes de julio, ha llevado a la diócesis a pedir al Ministerio de Cultura un plan director, ya que según Nasarre, entre otras cosas, existe peligro para los ciudadanos. Todas las catedrales de España tienen plan director, excepto tres, entre las que está la de Huesca.