¿Quién forma el Estado Islámico que amenaza Irak? ¿Cómo se financian? ¿Quién es su líder?

Militantes de Estado Islámico apuntan a un grupo de soldados iraquíes capturados en una base de Tikrit.
Militantes de Estado Islámico apuntan a un grupo de soldados iraquíes capturados en una base de Tikrit.
GTRES
Militantes de Estado Islámico apuntan a un grupo de soldados iraquíes capturados en una base de Tikrit.

Exhiben con orgullo una cierta pose posmoderna: se montan en un tanque y se lanzan a hacer derrapes como si condujeran un coche tuneado; algunos de sus milicianos portan un Ak-47 sobre un hombro y sobre el otro un alfanje, en una pose calculada de arcaísmo y modernidad, y para darse un aura empresarial, hasta tienen jefe de prensa, un tipo barbudo que luce gafas Ray-Ban y dice que la familia es lo menos importante, que hay un propósito superior. Destruir la civilización, se entiende.

Es el autonombrado Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés), la nueva bandera del yihadismo transfronterizo que amenaza el trono de Al Qaeda en oriente y centra la atención de las cancillerías internacionales (EE UU ya ha bombardeado sus posiciones) desde que este verano tomara Mosul, la segunda ciudad de Irak. Dirigidos por Abu Bakr Bagdadi –un caudillo nacido de las cenizas de la lucha fratricida en Irak durante la ocupación estadounidense– han fundado un califato a base de terror, fanatismo extremo y un merchandaising ideológico salafista renovado.

¿Quiénes son, cuáles fueron sus orígenes, qué visión del mundo tratan de imponer, cómo se financian, cuáles son sus métodos de propaganda y qué futuro les espera a los yihadistas del antiguamente conocido como Estado Islámico de Irak y Levante?

IS, ¿un nuevo Estado?

A pesar de su veloz avance por la porosa frontera entre Siria e Irak y su sangrienta toma de Mosul, el pasado 9 de junio, el IS no es un Estado propiamente hablando, sino un protoestado, un grupo terrorista venido a más que maneja magras fuentes de financiación, lleva a cabo un reclutamiento exitoso (aunque ni mucho menos masivo como asegura su propaganda) y se aprovecha de la caótica situación que viven tanto Siria como Irak.

"La realidad del califato no es tan impresionante como nos llega a través de los medios", matiza en un reciente artículo publicado en El Mundo el arabista Pedro Rojo Pérez. "El Estado Islámico vive del caos, la opresión y sectarismo (…) la huida hacia adelante del califa Ibrahim [como también se hace llamar Bagdadi] necesitaría de una llegada masiva de combatientes internacionales para poder mantener su presencia a través de la opresión militar contra la población de las zonas que controlan". Lo que en otras palabras quiere decir que llegar a Bagdad, tomar la ciudad y mantener el control del territorio se antoja muy complicado.

La competencia entre Al Qaeda y el IS por liderar el yihadismo global puede tener como consecuencia un mayor riesgo de atentados en Occidente. Según explica en el El País Fernando Reinares, investigador principal de Terrorismo del Real Instituto Elcano, "a partir de sus conquistas en Irak y Siria el EIIL ha pasado a competir con Al Qaeda por la hegemonía del yihadismo en Oriente y más allá. Es hoy el desarrollo más importante en la evolución del yihadismo, cuyos actores están tomando partido por Al Qaeda y sus afines o por el EIIL y los suyos", informa Miguel Máiquez.

¿Cuáles fueron sus orígenes?

En un corto plazo, dos o tres años, el IS se ha alimentado del enorme crecimiento de grupos salafistas (en The Foreigner, el polítólogo Álvaro Millán habla de un aumento del 58%) y del reclutamiento por medio de la propaganda de nuevos y fanatizados soldados para su yihad. Yendo un poco más hacia atrás, el IS es el resultado de la inestabilidad política y económica tras una década de guerra, gobiernos títeres, luchas intestinas por el poder y caos geopolítico.

Las raíces ideológicas de IS, como recoge un artículo de The National Interest, al año 2004 y a un nombre, Abu Musab al Zarqaui, líder de Al Qaeda en Irak. Al Zarqaui murió en 2006 durante un ataque aéreo conjunto de las fuerzas de EE UU y el ejército iraquí. Le sucedió Abu Ayyub al-Masri, que fue eliminado cuatro años después, en 2010.

Desde entonces, y tras un breve receso, los ataques y el poder islamista –en gran parte consecuencia de la cruenta guerra civil siria– ha aumentado, si bien lo que antes era territorio de Al Qaeda, ahora lo es del Estado Islámico (tras una serie de alianzas y rupturas), en lo que los expertos consideran un cambio de paradigma en la evolución del Islam radical.

¿Quién es su líder?

Abu Bakr Bagdadi es su –también autoproclamado– califa. Un terrorista nacido en 1971, doctor en estudios islámicos, y bregado en los llamados grupos insurgentes que pulularon Irak tras la caída de Sadam Hussein. Firme defensor de la sharía –la ley islámica— y de la mano dura contra cualquier vestigio de contaminación occidental, pero también contra todo aquel, incluso dentro del Islam, que se desvíe de la ortodoxia por él marcada y no actúe según su dictado.

Un terrorista que pasó de no ser lo suficientemente sanguinario para EE UU como para ser llevado a Guantánamo a que su cabellera se cotizara por encima de los 10 millones de dólares, como le dibuja Lluis Miquel Hurtado en un perfil de El Mundo. "Predica con un reloj de 5.000 euros y vende petróleo hasta a su enemigo". El sucesor de Osama Bin-Laden, según la prensa internacional. Aterroriza cristianos –y kurdos, y yasidíes– e impone una visión hiperrestrictiva del Corán, pero a diferencia de Bin Laden, este tiene ya un califato.

La naturaleza de sus combatientes es heterogénea, con una característica en común: la radicalidad. Según fuentes opositoras en Siria, los soldados que integran el IS están mejor pagados, armados y entrenados que los integrantes de ejércitos regulares de la zona, algo que puede apreciarse a simple vista en el documental grabado por el reportero Medyan Dairieh para la plataforma Vice, una serie de cinco vídeos en los que se muestra desde dentro y con crudeza la vida de los yihadistas del califato.

¿Cómo se financia el IS?

Uno de los aspectos fundamentales en el auge del IS son sus vías de financiación. Hace unos días, el Consejo de Seguridad de la ONU impuso nuevas sanciones a personas vinculadas con los yihadistas del Estado Islámico y del Frente al Nusra (antiguo aliando del IS) y amenazó con tomar medidas contra cualquier individuo u organización que preste apoyo a esos grupos.

Una medida que pretende estrangular la entrada de dinero del exterior, procedente en su mayor parte de Arabia Saudí, Qatar o Kuwait. Pero el IS también se nutre de aportaciones individuales (colectas, incluso por redes sociales), los saqueos y la toma de bancos, como sucedió recientemente en su exitosa entrada en Mosul.

"La noche en la que las tropas iraquíes huyeron de la segunda ciudad del país, los yihadistas se apoderaron de 400 millones de dólares depositados en el Banco Central y limpiaron también las cajas fuertes de otras entidades de crédito", relata Francisco Carrión en un reportaje para El Mundo. "No sabemos cuánto dinero atesora pero actualmente es el movimiento que más riqueza acumula", relata un experto en el mundo árabe citado en el mismo artículo.

Memes y fotos de gatitos, ¿cómo usan la propaganda?

La propaganda. Es ahí donde el IS se diferencia de otros grupos islamistas, sobre todo del pasado reciente. El uso de redes sociales –que odien occidente no implica que no puedan apropiarse de sus canales de comunicación de masas– y el gusto por las modas digitales, caso de los selfies o las fotos de gatitos, son dos evidencias, como escribe David Barrancos, Analista internacional e investigador de THIBER, "de la presencia cada vez mayor de combatientes occidentales entre sus filas".

Milicianos blandiendo sus armas con el sol del atardecer a sus espaldas, camisetas con logotipos como si se tratara de un grupo de pop, fotomontajes (memes) en los que evidencian la seguridad ciega en la victoria y hasta cupcakes con sus anagramas y munición reales a modo de decoración. Pero más allá de esta hasta ahora inverosímil forma de comunicación dentro del yihadismo, el IS actú en el día a día –como dice Barrancos– como una "empresa occidental", publicando anualmente un detallado informe de sus ‘logros’ (tipos atentados, expulsiones), debilidades, etc.

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